Contrarreloj

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Hanna.

Camino con él hasta su habitación, en silencio, el primer silencio incómodo desde que nos conocemos.

No se siente nada bien.

Incluso al entrar me siento diferente, extraño demasiado dormir con él aquí. Mis noches sola son un asco y lo extraño tanto. Pero también intento ponerme en su lugar, le daré tiempo.

Espero que hable, me quedo quieta sin saber que hacer, no tengo la libertad de antes para desenvolverme en su espacio.

O a su lado.

-Ponte cómoda si quieres, no es la primera vez que entras aquí- murmura.

Pero no me muevo, sigo sin sentirme bien. Lo nota, lo sé, mucho más cuando suspira pasando las manos por su cabeza.

-Yo...- comienzo, intentando explicar lo que nos trajo aquí.

-No-niega con los ojos cerrados- No vinimos aquí para hablar de...eso.

Cierro mi boca sin saber que decir.

-Sé que sueles sentirte mal en estas fechas y quiero que sepas que siempre cuentas conmigo. Sin importar que pase, donde estemos o de que manera, sin importar nada cuentas conmigo- dice y bajo la mirada al sentir mis ojos cristalizarse- Quiero que sepas que estoy aquí, que siempre lo estaré cuando se trate de ti.

El nudo en mi garganta no me deja responder.

-Hann-me llama y contengo el sollozo-Ey, mírame- su mano alcanza mi mentón con suavidad, elevando mi rostro hasta que mis ojos conectan con los suyos- No llores-pide, acaricia mi mejilla mientras veo dolor en sus ojos también- No soporto verte llorar.

Me atrae a él para abrazarme, un abrazo que hace inútil mi intento de contener las lágrimas por lo que un sollozo se escapa de mi garganta. Lo siento tenso, lo siento diferente pero sin embargo ese amor que siempre me tuvo también lo siento.

Sigue ahí.

-Todo estará bien-acaricia mi cabello- No estás sola, nos tienes Hanny. Me tienes y te juro por mi vida que nunca estarás sola mientras viva.

Me aferro a él, a sus palabras y la sensación de paz que me trae estar entre sus brazos aparece.

Y no quiero dejarla ir.

-Pase lo que pase siempre que me necesites seremos tú y yo contra el mundo- susurra en mi oído.

-Te necesito todo el tiempo-murmuro.

-No creas que tú no me haces falta-dice apoyando su frente en mi hombro- No es nada fácil para mi, tengo que mantener mi cabeza ocupada para no pensar, para no acercarme.

-Lo que más deseo es que te acerques- susurro- No quieres hablar de esto pero necesito hacerte saber que no sentí ni siento nada por nadie que no seas tú. Que ese día yo no sabía que él iría y mucho menos que haría tal cosa.

-Yo te creo- murmura- Pero a la sensación en mi pecho no le basta, los recuerdos de ese día no me dejan en paz.

Me aferro a él con miedo de que si lo suelto, lo perderé.

-No quiero estar contigo así-susurra-Mereces todo de mi y no puedo dártelo ahora, no cuando tengo una jodida lucha conmigo mismo, no cuando mi cabeza se niega a olvidar ese momento y solo quiere torturarme. Quiero darte espacio, tiempo...-niego pero él deja un beso en mi cuello que me paraliza por extrañar tanto sentirlo- Quiero darte tiempo para que decidas con el corazón, con lo que sientes no con lo que crees correcto.

Lo quiero a él.

Pero no puedo decírselo, no porque como él lo dijo, no puede estar conmigo así. Estamos heridos y si ambos no superamos eso lo único que haremos será dañarnos.