¡ Atónito vio la nieve caer sobre él y todo lo demás! Entonces ...¡se asustó mucho!, porque recordó que el cuerpo de su amigo estaba hecho con un material que se podía romper muy fácilmente a bajas temperaturas.
Unos niños observaron curiosos el extraño comportamiento de Orlandito y decidieron seguirlo a escondidas. Los adultos del pueblo también se unieron a ellos y también la abuela de Orlandito. Mientras, él corría lo más rápido que podía, pero no encontraba el senderito porque la nieve ya había cubierto todo a su paso.
Después de muchos intentos, Orlandito llegó a donde estaba su amigo y lo encontró cubierto de nieve y apagado. Orlandito lo reparó y lo encendió, pero el robot no respondía. Los habitantes del pueblo se acercaron y observaron la situación.-¡ Ya déjalo! ¡Es solo chatarra! _le dijo una joven a Orlandito.
-¡No es chatarra! ¡Él es mi amigo! Él me levanta cuando nadie nota que me he caído. Él me acompaña en mis momentos de tristeza y me alegra todos los días_ dijo Orlandito.-Si eso es tener un amigo, pues yo nunca lo he tenido_dijo la joven.
-Todos ustedes viven inmersos en sus problemas y sus vidas, por lo que no pueden dedicar algo de tiempo a los demás _ les dijo la anciana, abuela de Orlandito.
-¡No llores, estoy aquí! ¡ Gracias por esperar, quererme y regresar; eres muy especial! _ dijo el robot.
El frío del invierno inmenso, pero Orlandito hizo y esperó todo lo necesario hasta ver reanimado a su amigo: el frío no había afectado al robot, solo retrasó su reiniciación.
¡Una lección muy importante!
FIN.