Para mí, que siempre lloré bajo las sábanas, creyendo que mi cuerpo no valía lo suficiente para ser querida; para cada persona que se ha sentido acomplejada, porque no hay nada más natural y humano que ser diferentes.Xie Lian estaba nerviosa.
Nadie lo sabía, pero desde su primera ascensión había cambiado su método de cultivo, había dejado de ser célibe y cayó en las redes de un hombre calculador y amante del control. Había sido engañada bajo tontas premisas que a sus diecisiete años la cegaron y le hicieron perder el control de si misma. Por su desgracia, a los veintiuno lideró a su reino a la destrucción y terminó en el más bajo y vil de los destinos, con dos grilletes que encadenaron su vida y acabaron por lo que más había trabajado, su base espiritual.
¿Porqué estaba nerviosa? ¡Era su noche de bodas!
Luego de vivir el infierno durante ochocientos años, descubrir que la persona que la que más había confiado en el pasado en realidad era un príncipe de un reino destruido por el Monte TongLu y que buscaba el mismo destino para ella había sido chocante; fue la primera persona a la que se entregó en cuerpo y alma, y simplemente la usó para sus caprichos.
Por suerte, tenía a San Niang, su devota más fiel. Entró a su vida como un vendaval, puso todo de cabeza y se convirtió en su mundo entero, el centro de su universo y la persona con quien quería pasar la eternidad.
La promesa eterna estaba recién hecha, las tres reverencias -con el único antepasado aún vivo presente, Mei NianQing- realizadas correctamente y el banquete tranquilamente celebrado, solo faltaba la noche de bodas.
Xie Lian estaba nerviosa, muy nerviosa, porque planeaba exponer una de sus mayores inseguridades.
A pesar de que la profunda vergüenza que sentía de sí misma, de sus acciones en el pasado y de su cuerpo -demasiado musculoso para ser atractivo, con pechos pesados, no tan firmes como le gustaría, estrías y unos pezones marrón claro que Jun Wu había dicho que son horribles- ya no estaban tan presentes gracias a su San Niang, aún se sentía insegura; no se sentía lo suficientemente buena como para ser adorada, ser atendida o siquiera ser vista. No se sentía bonita, no le gustaba lo que veía en el espejo, no le gustaba su reflejo en el agua, no le gustaba sentirse juzgada.
—¿JieJie?—la voz de su esposa interrumpió el torbellino de pensamientos que estaban consumiendo la mente de Xie Lian. Al levantar la vista, se encontró con la mirada de Hua Cheng, limpia y llena de cariño, dándose cuenta que el velo había sido retirado,—está bien si te sientes cansada, esta San Niang solo quiere que JieJie se sienta cómoda y querida, justo como merece.
Y las lagrimas estallaron en la mayor, desencadenando el pánico en la suprema, ¿Había hecho algo mal? ¿Dijo algo que no debía? ¡No sabía cuál había sido el error!
—JieJie, míreme, por favor.—Hua Cheng colocó sus manos en las mejillas de Xie Lian en un intento de verla de frente.—¿Dije algo erróneo? Si es así, por favor, le suplico que me corrija, lo que menos quiero es hacerla sentir mal.—el miedo era evidente en su tono, y eso solo hizo que lagrimas de agradecimiento y alivio se derramaran de los ojos dorados.
—No, San Niang, no dijiste algo mal.—Entre hipidos y sollozos, Xie Lian trató de explicarse.—Es que, fue hace tanto tiempo que alguien me trató con tanta sinceridad, como si yo importase. Me sentí un poco abrumada.
Y Hua Cheng entendió, aún teniendo ochocientos años de investigación, había cosas que no sabía de su JieJie; tal vez algo relacionado con Jun Wu o con algo que aún no ve por completo, su cuerpo. Son las únicas dos opciones en las que puede pensar, pues hubo un momento de su existencia en donde estaba indefensa y ciega de los acontecimientos en el cielo y todo lo relacionado con su diosa.
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Adorarte [HuaLian]
FanfictionUna suprema, la Reina Fantasma, el terror de los dioses. Una diosa, la desgracia, el bufón de la corte celestial, la emperatriz de los cielos. Una noche de bodas y secretos revelados, ¿que puede ocurrir?