DÍA 4: TERCER AÑO

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El día de su graduación de preparatoria, Shoyo Hinata tenía una mezcla de sentimientos apoderándose de su ser: Tristeza, entusiasmo, alegría y un poco de envidia

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El día de su graduación de preparatoria, Shoyo Hinata tenía una mezcla de sentimientos apoderándose de su ser: Tristeza, entusiasmo, alegría y un poco de envidia.

No lo malentiendas, no sentía envidia de la mala, era envidia sana.

Ver a chicas con cartas de confesión para sus compañeros y a varios de sus compañeros con el segundo botón faltante le provocaba un cierto grado de anhelo, no porque quisiera a una persona enamorada de él sino porque le parecía que de alguna manera, era un momento y a él le gustaban muchos los momentos.

Existe la costumbre de que en el día de su graduación, un joven graduado regale como forma de recuerdo el segundo botón de la chaqueta de su uniforme a una persona, chica por lo general, que le guste o una kohai que se los pida como forma de recuerdo; es que el segundo botón de la chaqueta representaba a la persona amada.

Entre la multitud, logró ver a dos de sus dos compañeros del equipo de voleyball entregarse el uno al otro, uno de los botones. Trató de acercarse para ver si el botón que se daban era el de la persona amada o el de los amigos, pero un variedad de personas se amontonó a su lado justo como si supieran de sus intenciones. Evidentemente no lo descubrió.

En su último día en la preparatoria Karasuno, Shoyo Hinata se tomó el tiempo de recorrer cada una de las estancias del centro educativo, en el que había pasado sus últimos 3 años.

Comenzó con su salón de primer año, tocó la madera del asiento de al fondo a la derecha donde siempre se sentaba; luego pasó a su salón de segundo año, el único año en el que compartió aula con Kageyama, aquel en el que conoció las maravillas del volleyball de playa al ver partidos en el celular de su amigo durante el almuerzo y antes de salir del edificio, pasó por su salón de tercer año, en el que vivió el principio del fin, aquel en el que descubrió que sacar buenas notas (o aceptables) no era tan difícil como parecía.

Se tomó su tiempo para sentarse en cada uno de los asientos que le habían correspondido en su momento, para memorizar el olor a lavanda, naranja y "playa" artificial que les gustaba impregnar en el aula desde primera hora de la mañana a sus maestras, para memorizar la manera en la que entraba la luz de forma similar pero a la vez distinta en cada uno de sus salones.

Para terminar su recorrido por el edificio de aulas, subió a la azotea en la que había compartido tantos almuerzos con su mejor amigo Kageyama y sus dos compañeros del mismo año, Yamaguchi y Tsukishima. De cierta manera, le parecía increíble la idea de que no volvería a estar en ese lugar siendo quien era en ese momento.

Al salir del edificio y antes de dirigirse a su objetivo final, pasó por el jardín de la preparatoria, ese donde varias veces se había visto envuelto entre mariposas que volaban a su alrededor, le gustaba creer que era porque lo confundían con un crisantemo por su cabello y no porque probablemente tenía llenas las mejillas de pequeños restos de azúcar o por el sudor de su cuerpo.

SHOYO WEEK 2022 (#ShoyoWeek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora