|| ¡Misión! || Sonic Movie x lectora || [EDITANDO]

(03) Primeras impresiones

El oficial transladó a los erizos a una jaula para perros, solo tenía una, así que acomodo a los dos seres juntos, Sonic boca arriba y _______ boca abajo con la cabeza apoyada en su pecho, ya saben, era un posible ataque alien pero no quería que se lastimen.

—¿El demonio azul..?—soltó con incrédulidad—Y lo peor, ya empezó a traer a sus amigos.

Tom estaba impactado, observaba con detenimientos a los...¿animales? Esperando que se tratara de un mal sueño. Todo este tiempo Carl El loco tuvo razón. Tomó la púa que había encontrado en la carretera y la comparo con el de azul, y efectivamente, era suya.

Se dio la vuelta para pensar un poco en lo que estaba pasando, lo que evitó que se diera cuenta de que las criaturas despertaron. Con incomodidad, los dos se levantaron y salieron de la jaula apoyandose en el hombro del otro. Tom se volvió a voltear, encontrandolos a ambos tratando de mantenerse de pie.

—¿Lord dona?

El humano casi se desmaya del susto, los dos hablaban, y la chica tenía cara de querer matarlo.

—¿No han venido a abducirme o si?—preguntó temblando.

—¡Tú nos abdujiste a nosotros!—respondió Sonic con indignación.

—Okey...eso es cierto...

—Perdón, pero ¿me podrías explicar el por qué la casa de este tipo te pareció una buena idea para escondernos?—cuestionó la oji-______ con obvia molestia. En serio creyó que ese cobertizo era una especie de lugar oculto en donde nadie los hallaría, que equivocada.

—-¡Estaba nervioso! Y Lord Dona fue la única persona que se me ocurrio—se defendió el cobalto.

—¿Por qué me llamas Lord Dona?

—Porque discutes con las donas, y te las comes cuando se te revelan.

—Hay algo de verdad en eso.

La eriza solo podía pensar que este sujeto era un loco, debían marcharse ahora mismo.

Espera un segundo...

—¿Donde estan los hongos? ¿Por qué seguimos aquí?...—preguntó Sonic observando su entorno.

—Perdimos los anillos...¡mierda!—

—En mi casa no se dicen esas palabras, y...¿¡qué?!

Antes de poder responder, se escuchó como un camión paso por afuera estruendosamente.

—¿Su nave nodriza vino?—caminó hacía la ventana para ver de qué se trataba—No estoy de humor para que me metan en problemas.

—¿Tú no estás de humor? ¡Yo ni siquiera traigo pantalón!—bromeó. La muchacha a su lado le dio un suave golpe en la nuca—¡Auch! ¿Y eso qué?

—No es momento para chistes, perdimos los anillos, tómate esto en serio por favor—pidió con frustración. Sus diez minutos de alegría pasaron más rápido de lo que esperó.