Notas previas:
Aquí Candy tiene 17 años, Terry 18.
Continúan en el Colegio de monjas.
Terry está en último año y a punto de graduarse.
Hice esto porque me surgió la idea y me gusta escribir de todo para sacarlo de mí, básicamente contiene leguaje sexual, así que si les incomoda imaginarlos así, no lo lean. Aunque hay muchos fics con esta temática, yo lo sé 7u7. No me funen. Léanlo bajo su consentimiento. Y si pueden, imaginémoslos como personas algo mayorcitas o se torna rara esta wea, jaja.
— —
Una noche, Candice White no podía dormir. La habían regañado una vez más por hacer las cosas de una manera diferente, por ser ella misma, ¿qué tenía de malo? ¿Por qué siempre la tachaban de rebelde por querer ejercer su libertad?
Refunfuñaba sola en su habitación.
—Si eso es lo que piensan de mí, entonces les daré una buena razón para reprenderme.
Tomó la cuerda que escondía bajo su cama, abrió su ventana y salió al balcón. Se aseguró de reforzarla fuerte de una rama y se aventuró entre la noche, saltando de árbol en árbol.
Entonces recordó porqué Terry la llamaba "Tarzán pecosa", se irritó, pero también le parecía un apodo gracioso. Llegó hasta el edificio donde los chicos dormían, pensaba aterrizar en el de Steve y Archie y darles tremendo susto. Sin embargo, por un error de cálculo, terminó en el lugar incorrecto.—¡Ouch!—Se sobó su parte trasera. Se levantó y, de puntillas, caminó hacia el balcón de al lado.
—¿Cuándo aprenderás a aterrizar en el lugar correcto? ¿Tantos años de práctica y aún caes frente a mi puerta?—Conocía bien aquella voz.—¿O es que lo haces apropósito buscando algo más?—Su voz sonaba como siempre de arrogante y atrevida.
—¿Qué podría estar buscando de ti? ¡Caí por equivocación! Venía a ver a Steve y Archie porque estoy aburrida.
Él rio sarcásticamente.
—¿Y crees que ellos te van a entretener?
Ella no dijo nada.
—Ven, te enseñaré un juego que nadie más aquí podría.
Le guiñó el ojo y se adentró de vuelta a su habitación, dejando a Candy confundida pero muy curiosa. Decidió seguirle.
—¿De qué trata el juego?—Preguntó.
Terry estaba sentado al borde de su cama, se desabotonó los primeros botones de su camisa de pijama. Tenía una sonrisa peligrosa en su rostro.
—Es un juego de sentir.
—¿Sentir?
—Así es, pecosa. Estas son las reglas: Si logro hacerte sentir bien, yo gano. Pero, si gritas o produces algún sonido demasiado fuerte, perdemos.
Candy alzó una ceja.
—¡Qué juego tan absurdo!—Se cruzó de brazos.
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En el dormitorio de los chicos🙊
FanficLa traviesa Candy escapa una noche de su habitación en el colegio San Pablo, piensa visitar el dormitorio de Steve y Archie, pero accidentalmente cae en el cuarto equivocado...