Los últimos románticos

El policia

2:35 de la jodida madrugada.

Debería estar la cama, descansando.
¿Por qué?
Porque esta es mi maldita noche libre,
la única que me habían condecido
en varios meses.

¿Y donde estoy?
En la sala principal de la comisaria,
15 minutos después de que me llamaran
y me ordenaran de malas maneras
que yo, al igual que todos los agentes disponibles,
teníamos que ir cagando leches.

Universo, por favor, no hace falta
que me des otro bofetón en la cara,
ya me has dejado claro muchas veces
que soy un tipo con suerte.

Estoy esperando al jefe,
rodeado de mis compañeros
y como siempre, me hacen sentir
una mezcla de repulsión y apatía.

Hace mucho
que no me siento parte del cuerpo,
es más, por mucho que me esfuerce,
ya no logro recordar la última vez
que me sentí parte de algo.

Lo peor del asunto,
es que no hay un momento catártico
al que echarle la culpa de ello,
simplemente,
me fui desconectando poco a poco
de todo lo que me rodeaba.

A veces le doy vueltas al asunto y siempre llego
a las mismas dos conclusiones inamovibles:

Primera conclusión:
no se puede descartar la posibilidad
de que mi desconexión esté provocada
por algún tipo de enfermedad.

Segunda conclusión:
si así fuera,
no tengo la más mínima intención de curarme.

Que el mundo, se las apañe solo,
igual que hacemos todos.
Que le den.

Como si fuera una señal,
o mejor dicho, como si el jefe
estuviera esperando a ese contundente "que le den"
para hacer acto de presencia,
aparece rodeado de dos tipos
que no había visto en mi vida.
Los tres se muestran claramente consternados,
sobre todo él.
Me hace gracia ver a ese cabrón nervioso,
ya que las únicas veces que ha demostrado
alguna clase de emoción
es cuando se termina el alcohol en una fiesta.

Bueno, a ver qué nos tiene preparados,
si pudiera ser me gustaria volver a la cama antes de que amanezca.

3:15 de la jodidísima madrugada

No me vuelvo a la cama, es más,
no sé si podré volver
a conciliar el sueño.

Me he servido una copa para asimilarlo,
otra para intentar olvidarlo
y la tercera simplemente por inercia.

Y es que,
tengo la primera frase del jefe grabada a fuego:

"Agentes, lo diré sin rodeos:
nos acaba de llegar la noticia
de que los seres humanos
estamos abandonando progresivamente
la capacidad de amar,
y que en poco tiempo la perderemos por completo."

Creo que voy a ponerme la cuarta copa.