-¡Gané el concurso! ¡Soy escritora oficialmente!
-No puedo creerlo, eres escritora.
-Lo sé, estoy tan feliz.
-Esto es demasiado genial, muy genial.
-¿Por qué es tan genial para ti?
-Porque simplemente lo es. Imagínate; cada vez que me pregunten qué hace tu novia yo les diré "Bueno, es escritora", ¿no suena genial?
-Lo mismo me pasa contigo cando me preguntan qué hace tu novio y les digo que es músico. Es genial.
-¿Vas a dejarme leer tu historia ahora que ya ganaste?
-Quizás.
-Eres malvada, pero aun así te amo. Tenemos que celebrar. Compraré lasaña de camino a tu departamento y haremos un pequeño brindis, ¿Qué te parece?
-Me parece estupendo.
Me despedí de Nicole y guardé mi teléfono. No podía creerlo. Mi novia sería una escritora conocida. Sus historias serían leídas por todo el mundo y, por fin, podría leer su historia también. Me sentía orgulloso de ella. Jamás se rindió y logró cumplir su sueño. Eso me alentaba a querer cumplir los míos también. Cueste lo que cueste tampoco me rendiría.
Cuando conocí a Nicole hace dos años atrás yo no creía en nada. Hacía mi música junto a mis amigos, pero nunca la visualicé como un trabajo. En ese tiempo trabajaba en una librería. Fue ahí cuando la conocí. La bella chica que iba dos veces por semana a comprar un nuevo libro para entretenerse. Con su hermoso cabello color cobre y unas cuantas pecas bajo sus ojos azules que le daban ese toque único y especial que hasta el día de hoy le seguía recordando.
Al principio solo la observaba y la atendía como un buen empleado. Un día le pregunté su nombre y ella el mío.
-Andrew -lo repitió -Es como nombre de un príncipe. Me agrada.
Después empecé a guardar los últimos libros que llegaban para mostrárselos a ella. Incluso leía la parte de atrás para hacerme el interesante y ella creyera que me gustaba leer. Hasta que un día me atrapó.
-Este libro me pareció fantástico. Cómo luchan los personajes para estar juntos. De verdad que es inspirador.
-¿Te gustó que el señor Lockwood se casara con Nelly? -me preguntó.
-Por supuesto. Y de seguro que fueron felices para siempre.
-¡Oh por Dios, Andrew! Ella solamente le contó la historia de Cumbres Borrascosas. Ni siquiera empiezan una relación.
Y en ese momento no supe qué decir. Me sentí estúpido. Era obvio que ella no se tragaría mi imagen de chico lector. Estuvo riéndose de mi por un buen rato hasta me propuso un trato.
-Esto es lo que haremos; vas a leer Cumbres Borrascosas y cuando lo termines nos juntaremos a discutirlo, ¿qué opinas?
Por supuesto que acepté. Y no solo me leí el libro, sino que busqué análisis, criticas, de todo para hablar con fundamentos cuando nos juntáramos. Y cuando llegó el día conversamos por horas en un pequeño café, junto a unas deliciosas media luna y té con leche. Ella quedó asombrada con mis conocimientos y críticas al libro. Me sentía como todo un ganador.
Después de hablar del libro nos sumergimos en nuestras vidas. Le conté sobre la música y lo mucho que me gustaba. Me preguntó si la hacía para vivir y le dije que no.
-¿No tienes un sueño de convertirte en un músico conocido y que todo el mundo escuche lo que compones? -me preguntó.
-Por supuesto que no. No creo en esos cuentos. ¿Cuál es la probabilidad de que eso ocurra?

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La Escritora
Nouvelles-¡Gané el concurso! ¡Soy escritora oficialmente! -No puedo creerlo, eres escritora. -Lo sé, estoy tan feliz. -Esto es demasiado genial, muy genial. La vida nos entrega sorpresas que nos hacen felices, pero también nos las puede arruinar en un segund...