•𝙴𝚌𝚕𝚒𝚙𝚜𝚎•

•𝚌𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 3•

•𝙼𝚊𝚝𝚎𝚘•
 
 
¿En que momento?, en que momento termine con este chico de ojos azules dando un recorrido por aquel lugar, al parecer su padre quería que familiarizarnos.. era un momento tan incómodo para ambos, el no decía ninguna palabra ni yo tampoco, jugaba con mis dedos de vez en cuando y suspiraba bajito, era totalmente estúpido sentirme así por alguien que no conocía y que era un hombre, me iría al infierno por ello.
 
Suspira por milésima vez y desvíe la mirada lentamente al chico a mi lado, viendo como este se detenía en un gran salón.
 
— tus padres y el mio al parecer quieren que seamos alguna especie de amigos, supongo que es por el hecho que le dije que yo mismo quería elegir a mi mano derecha, a alguien que estuviera allí conmigo  en el congreso.— le mire completamente confundido viendo como aquellas palabras salían de su boca algo rápido, vi como hizo una pausa y nisiquiera me dejó articular ninguna palabra. — pero como?, no es como que tenga amigos o a alguien de confianza, supongo que tus padres y el mio quieren que seas tu, aunque tampoco me sorprendería que quisieran alguna clase de compromiso entre tu hermana y yo.—
 
—es extraño tener a un desconocido como tu futura mano derecha no?, espera!, un compromiso?, no.. claro que no.— y fueron las primeras palabras que solté en la noche, sentía aquella tensión en el aire y me abrumaba
 
—se que ni tu ni yo queremos esto, peo de apoco podríamos conocernos.. y ver si mi confianza la puedo plantear en ti.— le quede mirando como este decía aquello dudoso y como su ceño fruncirse, como si fuera el pecado más terrible del mundo, sabía que pasaba ne su mente, por que estoy seguro que lo mismo pasaba en la mia, aunque aquellos pensamientos desaparecieron de mi mente al escuchar aquella música tan suave.
 
Ignore las palabras que habían articulado aquellos labios y empecé a mover mis pies suavemente en aquel gran pasillo, empezando a bailar aquella tan hermosa balada.
 
                  •𝚊𝚙𝚘𝚕𝚘•
 
 
Que..?, fue lo único que articulo mi mente, al ver como aquel chico empezaba a bailar, mi ceño se fruncio, nunca nadie había ignorado mis palabras.

Mis manos actuaron solas y atraparon aquellas caderas que se movían al compás de la música atrayendole a mi.
 

•𝚗𝚊𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚘𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎•

Aquellos cuerpos empezaron a danzar tan suave y delicadamente, en la mente de ambos una batalla se desataba.

El ceño del mayor se fruncio en enojo, mientras que en el del mayor se planto la confusión, la mente de ambos se puso en blanco cuando los labios de ambos se encontraron en un beso boraz, pero a la vez tan gentil.

El mayor empujó al menor soltando sus caderas sus caderas el acto luego de unos segundos de haberse besado, miró miró menor apretando sus labios y salió de aquella habitación a pasos fuertes y rápidos, mientras en el piso yacía el menor, confunso por las emociones..