Karamatsu x Lectora | Osomatsu-san

Epílogo - Igual de doloroso

La casa Matsuno estaba envuelta en un peculiar silencio para la clase de gente que la habitaba, todo parecía tan pacífico y agradable, excepto por el patio.

Allí, en medio del verde brillante del pasto adornado con el rocío de la mañana, se encontraba Karamatsu, vistiendo las más magnificas prendas que poseía, sus pantalones de lentejuela capaces de dejar ciega a una nación entera y una camiseta con su propia cara impresa en ella con la misma habilidad.

El único ruido presente era el de tu cámara, tomando segundo a segundo una nueva imagen con un ligero clic, y llevando consigo una nueva pose extravagante de Karamatsu, quien parecía disfrutar bastante de esta aparente sesión de fotos y de los pocos, aunque existentes, halagos que le darías por su increíble habilidad para posar a tales velocidades, con tal originalidad y elegancia, claro, el resultado era realmente extraño, pero es el precio del verdadero arte, supongo. 

Lo más curioso es que, efectivamente, esto no tenía ningún propósito real además del placer propio, de las fotos que le topaste a Karamatsu en ese primer encuentro no has conseguido vender ninguna, no solo porque nadie vea la belleza natural de Karamatsu además de ti, sino porque terminaron gustándote tanto, ¡que no las pusiste a la venta en primer lugar! 

Esta vez Kara te contrato para que lo fotografiaras para un álbum veraniego cuyo único modelo sería el mismo y cuyas copias solo él poseería, aunque, siendo tan noble como es él, ¿cómo podría atreverse a no darte una copia, y privarte de su deslumbrante... todo?

Justo detrás de ti, el resto de Matsunos los miraban a través del pequeño espacio de la puerta apenas abierta y cubriéndose parcialmente los ojos por el brillo segador, sin poder quitar sus ojos de encima y con un único pensamiento sincronizado en cada una de sus cabezas "Son igual de dolorosos"