Capítulo 1: Discrepancias

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Los exploradores volvieron frustrados a la capital. Aquel bosque era un entorno idóneo para aprender sobre los orígenes del planeta y lo que este podría ofrecer, además de que convivir con una raza inteligente como aquellos elfos hubiera ofrecido un progreso increíble para la sociedad humana. Sin embargo, los elfos se mostraron hostiles en primera instancia, sin dar siquiera el beneficio de la duda. Pero Lena no se había rendido; al contrario, pretendía encontrar una forma de dialogar con ellos para convencerles de que los humanos no eran una amenaza. Y así se lo propuso a su rey, esperando poder hablar con el gremio de Eruditos antes de su partida, con la esperanza de que estos conocieran la razón que explicase la hostilidad de los elfos. El rey aceptó la oferta, dando un margen de tan solo 24 horas para recabar la información que necesitasen, ya que sería al día siguiente cuando pretendían asegurar el acceso a estos bosques "por los medios que fuesen necesarios". La sobrepoblación estaba causando problemas y empezaba a urgir la necesidad de expandirse una vez más. Lena no se mostró convencida al escuchar las palabras de su rey, pero agachó la cabeza y aceptó sin rechistar.

Tras abandonar la sede real, se dirigió a la biblioteca donde se hallaba el Gremio de Eruditos. Lena tuvo la suerte de dirigirse al segundo al mando, el cual parecía conocer algo sobre las costumbres de los Elfos de las historias. Los Elfos eran una raza muy familiar, pero también muy desconfiada y orgullosa por naturaleza. No había una razón para desconfiar de los humanos en particular, hubieran reaccionado igual si se tratase de cualquier otra raza. Para los elfos, el bosque no era simplemente su hogar, era mucho más que eso. Su bosque era una extensión de su propia vida. Compartirlo era como pedirle a un humano que compartiera su alma. No iba a ser tarea fácil hacerles confiar en la raza humana hasta tal punto en tan solo un día. Pero Lena estaba dispuesta a intentarlo.

Pese a las ansias de conocimiento, Lena estaba agotada. Llegó a casa y se dejó caer sobre su colchón, sin dejar de pensar en lo que le depararía el siguiente día. Tras pasar una hora sin conciliar el sueño, lanzó su hechizo de apaciguamiento sobre sí misma y se durmió al instante.

Aquella mañana no requería de despertador para levantarse a tiempo. El clamor que recorría las calles resonaba en su cabeza como si la muchedumbre estuviese gritando a su lado. Cientos de soldados se habían agrupado a las puertas de la ciudad, que casualmente lindaban con la casa de Lena. Se vistió apresuradamente y salió corriendo, tratando de pedir explicaciones.

- "¿Qué es esto?" - preguntó a uno de los soldados - "¿Estamos en guerra?"

- "¿No te has enterado?" - respondió sorprendido el soldado - "El rey nos ha ordenado escoltar al Gremio de Exploración para subyugar un nuevo territorio. Dicen que es enorme y que está lleno de frutos y animales. Con esto se acabarán nuestros problemas."

- "¿Subyugar? ¡Nadie me dijo nada de subyugar! ¿Dónde está Alan?"

Nadie osaba llamar al rey por su nombre, y mucho menos con esas exigencias. Por supuesto, nadie se atrevió a responder a Lena. Nadie, salvo el propio Alan Ashmore, que entraba en escena pasando entre los soldados.

- "No te alarmes, Lena. Vamos a hacerlo a tu manera. Juguemos a tu juego, y si sale mal nos pasaremos al mío."

Lena tragó saliva. Se sentía orgullosa de formar parte de un gremio no bélico justamente porque odiaba resolver los conflictos con violencia, pero esta vez estaba siendo partícipe de lo que podría convertirse en una masacre. Pese a ello, asintió y agachó la cabeza. Si lo que había dicho Alan era cierto, todavía tenía una oportunidad para demostrarles a los elfos que los humanos no eran una amenaza.

- "¡Preparaos!" - gritó Alan, dando pie a su propio discurso - "Este es un momento único. Es un momento decisivo. Lo que suceda hoy marcará el futuro de nuestro pueblo para siempre. Seguiremos al Gremio de Exploradores a una distancia prudencial, y cuando sus medios se agoten serán nuestras armas las que dicten el resultado final. Y esta vez seré yo mismo quien os acompañe. ¡¡Por la humanidad!!"

Todos los soldados gritaron eufóricos, siguiendo a su rey. Lena, en  cambio, no dejaba de pensar más y más en lo crucial que sería lo que estaba a punto de ocurrir por su parte. Si lograba convencer a los elfos de compartir su hogar podría evitarse un baño de sangre. Y si fallaba... quién sabía cómo podría terminar esta lucha. Ni siquiera sabían cuánto poder albergaban estos seres. Pero ya no había marcha atrás, era el momento de ponerse rumbo al bosque de Eleiren y sólo quedaba esperar que todo saliera bien.

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2022 ⏰

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