Wǒ de cuò: Aquí me tienes.

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- Esto, ¿Solo es sexo verdad?

La misma frase antes de que Yibo lo penetrará y lo hiciera gemir su nombre.

- Si, por supuesto, solo sexo, ahora cállate y haz lo que te toca.

- Que impaciente.

- Yibo, si no cierras la boca y haces con ese pedazo de carne lo único para lo que eres bueno, me largo.

- Bien, bien.

En este punto de la noche no podías decir con claridad en dónde iniciaba el cuerpo de uno y en dónde terminaba el del otro.

Tenían la misma rutina de coqueteo desde hace tres años. Todo iniciaba con miradas sutiles, continuaban los roces simples en la pista de baile y terminaban devorándose la boca y el cuerpo en cualquier lugar que se los permitiera, no había palabras de amor, ni versos de preparación; todo era directo, caliente y sin mentiras.



- Eso estuvo increíble Zhan.

- Lo sé cariño, lo sé.

Un par de risas socarronas y los dos terminan de colocarse la ropa, arreglando un poco la cama de los dueños de la casa y cuando salen de aquella habitación cada quién toma caminos separados. Debían seguirse divirtiendo durante la fiesta.




Una nueva fiesta, una nueva presa, un polvo nuevamente. Xiao Zhan sabía que su figura cubierta por aquel sexy atuendo provocaba que muchos babearan por él, pero todavía no decidía quién sería el primero con el honor de llevárselo a la cama.

- Yibo no deja de verte, aun no entiendo cómo pudiste atraparlo.

- Ese es tu error princesa, Wang Yibo no está atrapado, es libre, del mismo modo que yo lo soy; no somos novios, ni parejas sexuales, solo somos el desahogo del otro.

- De tantos desahogos uno terminará enamorado del otro y entonces, sufrirán.

- ¡Por supuesto que no!, deja de leer tantas novelas románticas, esto no es el cliché de siempre, esto es un mutuo acuerdo.

Un brazo posesivo rodeo aquella delgada cintura para pegar ese redondo culito a su miembro.

- Xiao Zhan tiene razón, yo tampoco busco amor. Esto es un pacto.

- Pero Yibo.

- Nada Jinny, solo cierra el pico.

- Xiao Zhan no seas malo con ella, solo... solo está preocupada por su amigo.

Un simple resoplido de fastidio, mientras se giraba para verlo de frente y rodear su cuello con ambos brazos.

- ¿Estas caliente?

- Por supuesto, como cada vez que te veo.

- Entonces...

- Te estas tardando Xiao Zhan, llevo dos horas en esta fiesta y no hemos cogido ni una sola vez.

Un rubor cubrió las mejillas de ambos. No necesitaron más palabras y bastaron esas miradas para que los dos se comieran la boca descaradamente delante de todos los presentes; poco importaba lo que pensaran los demás, ellos terminarían teniendo sexo en esa fiesta, como en cada encuentro que tenían.





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