Wǒ de cuò: Yo soy así

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—  Te juro que algo me dio, algo me hizo.

— Yo creo que estas exagerando Zhannie.

— Claro que no Lim, yo… yo no era así.

— ¿Si sabes que es tonto culparlo a él verdad?

— Lo sé, pero en verdad es su culpa, no entiendo, seguro me hizo brujería.

— Estás loco Zhannie.

— Sí, lo estoy, pero por el idiota de Wang Yibo. Es que… no puedo creer que solo tenga dos días de viaje por su trabajo, y yo esté como loco, pensando en él; y no hablo solo de lo físico Lim, lo quiero a él, quiero olerlo, quiero escucharlo, quiero acurrucarme en su pe~… ¡DIOS ME HE VUELTO LOCO! ¡MALDITO WANG YIBO!

— Ya te lo dije Zhannie, no es culpa de él, creo que ya te enamoras…

— Zhan le tapó la boca con demasiada rapidez, impidiendo que terminara aquella frase.

— Claro que no Lim, eso no es posible, YO SOY XIAO ZHAN, EL CHICO MALO. Encontraré mi falla de esta necesidad inexplicable por Wang Yibo, la voy a reparar y todo seguirá con normalidad.

— Si crees que puedas~…




Después de semana y media, Yibo entraba a la casa, demasiado exhausto. Lo que él no sabía es que, durante esa semana y media, la persona que ahora se encontraba en el sofá, fingiendo ver la película, no había salido para nada, a diferencia de lo que Yibo creía, Xiao Zhan no había buscado una sola noche de aventura con nadie.

— Bienvenido.

— Gracias.

— ¿Cansado?

— Bastante.

— Mmm~… ¿Quieres comer un poco? Hice pasta.

— Bien, solo que primero tomaré una ducha.

— De acuerdo.

Bastante extrañado con aquella actitud, Yibo dejó las maletas en la entrada de la casa, subió a la recamara para poder bañarse y quitarse un poco el agotamiento que el jet lag estaba provocando en él.

Un gran silencio estaba instalado en ambos.

Xiao Zhan vistiendo unos pequeños shorts pretendía seducir a aquel que lo había hecho esperarle por días, lamentablemente, Yibo sí se encontraba atento a la película y a disfrutar de su exquisita pasta cremosa.

— ¡Maldita sea Yibo! Deja de comer y ten sexo conmigo. Llevo media hora a tu lado, no me has tocado, ni besado, ni siquiera me has visto.

Aquella confesión hizo que Yibo casi se atragantara un poco con la comida, pero una tierna sonrisa se posó en sus labios. Le gustaba lo que oía.

— ¿Acaso tus aventuras no te han dejado satisfecho?

Xiao se quedó en silencio, admitir que no había tenido aventuras sería la peor confesión de todas, admitir que sí las había tenido cuando no era verdad sería devastador, porque Yibo se daría cuenta que su ano no había sido penetrado en mucho tiempo.

— Olvídalo, ya no quiero nada de ti, buscaré a alguien más.

— ¡Zhan! ¡Zhan!

Xiao Zhan no se detuvo ante aquellos llamados, subió a su recamara y después de quince minutos ya estaba fuera de casa con la ligera idea de no regresar a dormir.




— ¿Ahora qué sucedió?

— No sé a qué te refieres Lim.

— No te hagas el idiota Yibo, bueno, más idiota. Zhan está más desatado que en otras ocasiones, y tú no disimulas para saber que hay problemas en el paraíso.

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