~La hermana de Madarame~

~Problemas~

(Kyoko se cortó el cabello y se lo pinto de negro, además de que se hizo varios piercings)

Narra la creadora

Estabas en tu habitación con varias pastillas en tu mano derecha, hace unos minutos te estabas drogando pero paraste al recordar a Shion, empezaste a llorar y sollozar silenciosamente. Te llamaron, mandaron mensajes pero tú no escuchabas las notificaciones de tu celular, estabas sumida en tu llanto y recuerdos, en eso la puerta se abrió de golpe dejando que se vean dos de tus amigos de la infancia. Rápido te cargaron y llevaron al baño, ahí te hicieron vomitar todas las drogas y lavaron tu boca y manos.

-Linda..cómo vas a hacer tal idiotez?- dijo Nahoya

-Gomen...- te disculpaste con lágrimas en los ojos

-No lo vuelvas a hacer..pensamos que te iba a pasar algo- dijo Souta mientras te tapaba con las sábanas

-No sé vayan porfavor...- dijiste agarrando sus muñecas

-Esta bien princesa- respondieron ambos, esperaron a que te quedes dormida para irse

~Al día siguiente~

Te despertaste y agarraste tu celular, respondiste todos los mensajes y te duchaste, hoy ibas a tener una reunión, te vestiste y maquillaste, guardaste tus armas y desayunaste.

Luego de eso, te subiste a una de tus camionetas, ahí dentro ya estaban los chicos, te sentaste el lado de Rindou y te quedaste viendo la ventana, en eso Sanzu agarró tu brazo y viste que tenía una inyección con un líquido amarillo dentro.

-Oi! Que crees que haces drogadicto!?- le dijo Ran

-Tsk...Sanzu no te atrevas a drogar a la jefa!- le dijo Mochizuki enojado

-Sisi..imbéciles..Mi reina, te puedo inyectar? No te preocupes, recuerdas cuando inyectaba a Mikey? Bueno ésto es lo mismo que le inyectaba- dijo con una sonrisa

-No! Claro que no! Sanzu le inyectas eso a la jefa y te mato!- le dijo Kokonoi enojado

-Sanzu...haz lo que quieras, mientras no sea veneno o algo que me pueda matar..- dijiste, Sanzu asintió y beso la zona que te iba a pinchar, acercó la aguja a tu pálida piel y empezó a inyectarte

-Llegamos- hablo Kakucho, este bajo de la camioneta y te ayudo a bajarte, empezaron a caminar y entraron a un edificio, ya ahí subieron a un ascensor, ahí los efectos de la droga que te inyectó Sanzu empezaron a hacer efecto

-Jeje~- te reíste levemente

-Mmmh? Jefa?- pregunto Ran

-Chicos, quiero qué sepan qué si algo sucede en la reunión, salgan de la habitación..- dijiste de manera macabra y fría

-Okey?- respondió Takeomi confundido, llegaron a el último piso y ahí entraron a una oficina, habían unos yakuza, mafiosos y narcotraficantes

-Buenos días, es un gusto poder tenerla aquí, señorita Madarame~- hablo un hombre

-Si..- respondiste para luego sentarte

-Oi~ chiquita! Un cigarro?- te pregunto un hombre extendiendo su mano con un cigarro

-Si..gracias..- dijiste para agarrar el cigarro y ponerlo en tus labios, lo prendiste y empezaste a fumar tranquilamente

-Muy bien...necesitamos que Bonten nos de 40 kilos de cocaína, para así mandarla a Manhattan- hablo un hombre

-Ja! Se creen que es fácil mandar 40 kilos de cocaína desde Japón hacia Manhattan? Ilusos!- hablo Rindou

-Si, además, nuestra jefa no es fácil de convencer~ Yo les recomiendo que nos den algo a cambio- hablo Kokonoi mientras sacaba la lengua

-Señorita Madarame, la damos 3 burdeles, 30 kilos de metamorfina y 1 laboratorio de droga, que dice señorita Madarame?- propuso un hombre de unos 30 años

-Mmmm..no lo se~ tal vez..déjame pensarlo...- dijiste, todos guardaron silencio hasta un hombre empezó a gritarte

-VAMOS MALDITA ZORRA!! YA DÍ SI ACEPTAS PUTA PERRA!- te gritó un hombre enojado

-Maldito imbécil, quien te crees para gritarme? Y déjenme decirles que no acepto su puta oferta!- dijiste mientras te parabas de golpe de la silla

-Maldita perra!- gritó el hombre que había propuesto eso y luego los demás le siguieron

-Chicos..salgan ahora..- ordenante, y tus amigos salieron de ahí

Empezaron a escucharse disparos, gritos, risas y demás cosas, hasta que en eso la puerta se abrió dejando que te veas con sangre en tu rostro y tú pistola en la mano, los chicos vieron la habitación y estaba roja carmesí, lleno de cuerpos y demás.