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Un regalo inesperado

—Soy Damián. El director me envió aquí.

Dijo el moreno dejando un silencio que parecía eterno, nadie decía nada, el silencio era casi asfixiante.
Me vi obligada a decir algo para que la incomodidad se fuera por lo menos un poco.

—Am.. bienvenido— dije en voz algo confusa—, espero que te sientas a gusto con nosotros.

El solo me miró un segundo y regreso la vista a la profesora que parecía ya volver de su trance.

Las siguientes horas se tornaron bastante incómodas, entre la interrupción, la presencia del nuevo, los murmullos de los demás y que la profesora no decía nada hizo que todo el ambiente fuera tenso.

Al toque de la campana todos salieron a la velocidad de la luz. Víctor me esperaba afuera y yo estaba a punto de salir cuando la voz de la profesora atrajo mi atención nuevamente.

—Señorita Wytte— empezó —, ¿sería mucho pedir que le muestre al… señor Moore la escuela?

Mis ojos se abrieron de sorpresa ¿Por qué siempre me toca a mí enseñarle la escuela a los nuevos? No es que me moleste pero, ya se les hizo costumbre a los profesores pedirme ese favor.

Pongo una sonrisa pequeña en el rostro y accedo ante la petición con un asentamiento de cabeza. La maestra sonríe y le hace un gesto al contrario mientras hablaba.

—¡Perfecto!— exclamó — Señor Moore, siga a la señorita Wytte, lo dejo en buenas manos.

El joven se acercó mientras la maestra se marchaba, se paró en frente a mí y nos observamos unos segundos, tuve que alzar la cabeza para verlo a los ojos.

El silencio se prolongó un poco mientras ninguno apartaba la mirada, como si quisiera convertirlo en una competencia de quién pestañe primero pierde.

No quería perder claramente pero me obligue a mi misma a apartar la mirada, suspiré sonoramente. Baje la mirada un segundo ¿Qué tenía que hacer?

—Y... ¿Me darás el tour o solo nos quedaremos aquí en el salón?

A claro, el recorrido.

—Si claro, sígueme.

Salimos del aula, Víctor aún sigue esperando en la puerta y al ver qué salimos se muestra bastante confundido por mi acompañante.

—Tengo que darle un tour por la escuela — aviso para que no se quede con la duda—, les puedes decir a los demás que iré más tarde por favor.

—Tranquila Ange, te veo en el patio — hizo un saludo militar a forma de despedida y se fue.

Por mi parte mire al moreno que aún tenía la cara gélida. Pensé un segundo en qué lugar mostrarle pero se me ocurrió una idea mejor.

—¿Cuál es tu horario?

Pregunté y el me dio una hoja doblada, la desdoble y leí las clases que le tocaba. Estaba en casi todas las mías, excepto en tres: educación física, sociales y música. Menos mal que en esa no esta, soy malísima con los instrumentos.

¿Acaso eres el correcto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora