Quién esté libre de pecado, no sabe de lo que se pierde.
Porque aveces tenerlo todo no es suficiente. Ni el novio perfecto, la familia perfecta, amigos perfectos, en fin, la vida perfecta. Aveces en la vida hay que arriesgarse para ir por lo prohibi...
No sé cómo es que había llegado hasta este punto, como es que después de todo, había logrado alejar a todos de mi. Igual no importaba, era lo mejor para ellos estar lejos de mi, yo no traía nada bueno a sus vidas, solo dolor y sufrimiento, no podía ser egoísta y quedarme solo para dañar a los que quería.
Me dolía mucho el darme cuenta que todo el esfuerzo que había hecho para poder salir adelante, para ser feliz otra vez, nada había valido la pena, ahora estaba más jodida que nunca.
Cerré los ojos con fuerza, la imagen de su cara apareció en mi mente y sentí el salado sabor de las lágrimas que corrían por mis mejillas, me jodía tanto el pensar en el y la cara de decepción que tendria después de darse cuenta que siempre fui una maldita cobarde, que incluso ni para quitarse la vida tenía el valor. También me jodía el tener que alejarme así, pero, al fin de cuentas eso era lo mejor para el, yo solo le haría daño, bueno, aún más daño, el se merecía a alguien mejor.
La brisa fresca rozo mi cara, abrí los ojos, frente a mi estaba una de las vistas más bonitas hacia la ciudad, una que otra estrella en el cielo y lo más bello que podía existir, una hermosa luna llena.
Admito que tenía miedo de lo que iba a hacer, pero estaba decidida, no había marcha atrás, yo no podía seguir viviendo, no así, después de decepcionar a todo el mundo, o bueno, a todos los que me importaban, sobre todo a el, más importante, me había decepcionado a mi misma.
Estaba tan concentrada en darme valor para dar el paso, hasta que escuche su voz.
Oh nooo, no, no, no.
- Allen, ¿Que demonios estás haciendo? ¿Acaso estás loca? Bajate de ahí ahora mismo maldita sea - dijo en un tono bastante enfadado y a la vez preocupado
- LARGATE DE AQUÍ MALDITA SE, DÉJAME SOLA ÁNGEL- le grité para que se fuera, pero él no lo hizo, al contrario, se acercó más tendiendo me la mano
- No te acerques, ni se te ocurra dar un paso más - le dije a modo de amenaza mientras las lágrimas salían de mis ojos.
- Vamos Allen, dame la mano ¿Si?, Ven conmigo, te prometo que todo se puede arreglar, yo voy a estar ahí para ti, no te dejare sola.
Abrí los ojos de golpe, seguia en el mismo lugar, en la misma posición y mi pregunta era ¿Enserio aún esperaba que aun viniera por mí? Si, en el fondo quería que el viniera salvarme, pero no lo ibas a hacer, me lo había dejado muy claro, no quería volver a saber nada más de mi. Así que, cumpliendo sus deseos, derrotada, jodida y desesperada, y desde el piso más alto de ese edificio, salté.
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