DAVID
Trabajar en verano es una mierda
Y por desgracia dejarlo no es una opción
Esta es una realidad que me ha tocado vivir desde que cumplí los dieciséis. A pesar de que me da independencia económica a veces no puedo evitar sentir envidia al ver cómo la gente se va a lugares increíbles de vacaciones.
Aunque no es el plan ideal para pasar el verano, tengo la suerte de poder compaginarlo con escapadas a la playa al terminar la jornada.
Así que no me puedo quejar demasiado, peor están los que trabajan en Madrid...
Con la llegada del calor todo el mundo quiere su coche listo para irse de escapada de vacaciones. Tengo la teoría de que las altas temperaturas vuelven tontas a las personas porque también es el momento en que la gente decide ser más irresponsable de lo normal y chocar, rayar o romper algo, añadiéndonos más carga de trabajo de lo habitual.
Me limpio las manos en un paño cuando mi móvil empieza a sonar en el bolsillo trasero del pantalón. Dejo lo que estoy haciendo y descuelgo la llamada.
—Ven unos días a visitarme a Alicante —la voz de mi hermano Marc hace eco cuando pongo el altavoz.
Hago una mueca al escucharle y miro a mi alrededor. Estos días estamos especialmente ocupados en el taller, no creo que sea el momento para irme de vacaciones.
—No me pillas en una buena época —le digo.
—Para ti nunca es una buena época —se queja al otro lado del teléfono—. Venga, echo de menos a mi hermano pequeño.
—Me encantaría ir, pero no puedo desentenderme del trabajo.
Hemos aceptado bastantes encargos en la última semana y tengo que supervisar algunos arreglos, hacer un par de llamadas y cerrar tratos con los proveedores.
—¿Por qué no vienes tú a Valencia? —sugiero.
—Me gustaría —suspira al otro lado de la línea—, pero sabes que en casa no soy bien recibido.
—Sabes que eso no es cierto...
—Los dos sabemos cómo son las cosas, David —su voz se vuelve más dura.
Aprieto los labios en señal de frustración.
Es cierto, ha sido una idea estúpida por mi parte.
—No tienes por qué ir a casa —añado, intentando aliviar la tensión.
—Lo sé, pero seguiría sin sentirme cómodo —contesta y hace una pausa antes de añadir—: lo siento, esa opción no está sobre la mesa.
Marc se niega a volver a Valencia, así que no me queda otra que resignarme y aceptar la situación.
Me froto la nuca con nerviosismo mientras pienso en lo que supone tomarme unos días libres en Alicante. La razón principal por la que no me convence ir es que hay mucho lío en el taller y no quiero que se me acumule el trabajo. Si me caracterizo por algo es precisamente por ser muy organizado, tengo mis prioridades muy claras.
Como si Marc me leyese el pensamiento, añade:
—Te vendrán bien unos días de desconexión —me dice más relajado—, tienes alojamiento y comida gratis.
Suspiro, aceptando que la única forma de ver a mi hermano mayor es desplazándome.
—¿Haremos una escapada en el velero? —pregunto.
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Mediterráneamente Tú
Teen FictionHace dos años que Valeria y David se conocieron en las playas de Valencia. En aquel momento Valeria y sus amigas tenían reglas. La más importante era: solo líos de una noche, nada de enamorarse. Y ella fue la única que la cumplió a la perfección. A...