—¿Tienes algún método para quitarme esta porquería de la cara? —le preguntó Kazutora a Baji mientras se miraba en el espejo del baño de hombres del colegio.
—No, mí única solución es que te lo revientes —respondió Baji desde el cubículo de uno de los sanitarios.
—No, hacer eso lo hará sangrar y se hinchará de modo que se notará más que ahorita —se opuso sin dejar de contemplar el barro hinchado que tenía en el pómulo derecho.
Su mala suerte hizo que justo ese día el barro del lunes sobresaliera sin modo de seguir ocultándolo, para él era como un segundo ojo.
—Entonces yo qué sé; no acabo de entender porqué tanta obsesión con tu cara, en sí con toda tu persona, me recuerdas al narciso del mito griego, ya nada más falta que termines enamorado de tu reflejo, quizás ya lo estás y por eso no consigues tomarte ninguna relación enserio —comentó saliendo del cubículo—. ¡Ah!, cierto, olvidaba que andas en Pos de ese chico bonito del mismo modo que un jicotillo con doña blanca —recordó al mirar la mala cara que había puesto Kazutora.
—Deja de decir tanta estupidez junta y ayúdame con este problema llamado volcán —pidió frotando el barro con la mano como si considerara arrancarlo.
—Mira, yo no soy un vanidoso del asco como tú, por lo que no tengo ni pinche idea de que hacer sin usar el método que ya te dije.
—¡Es que este barro me hace ver tan feo que nadie querrá acercarse a mí!, ¡esto los ahuyentará y mis oportunidades con Matsuno serán nulas! —lloriqueo como un niño chiquito que no obtenía su dulce preferido.
Baji puso los ojos en blanco, lo cogió del brazo y lo arrastró fuera del baño; Kazutora se resistió cubriendo la zona afectada con la mano.
¿A dónde me llevas?
—Calla, ya verás —dijo y al cabo de andar unos metros se detuvo enfrente de la enfermería escolar.
—¡Idiota, lo que tengo no es una enfermedad! —espetó al ver el lugar.
—Tú eres el idiota —replicó exasperado—. Aguanta aquí —ordenó antes de entrar en busca de la enfermera, a quien le explicó el problema; después de unos segundos salió—. -Entra, tienen un remedio para tu volcán.
Kazutora recelando entró y en lo que la enfermera iba por un desinflamatorio en ungüento, Baji acercó los dedos a su rostro y sin previo aviso le reventó el barro. Le dio un puñetazo en el brazo apretando los dientes por el molesto dolor agudo de su cara.
—¡Te dije que así no, imbécil! —gritó enojado, en ese momento regresó la enfermera y con aire profesional untó el desinflamatorio en su barro hinchado.
—Espera si quieres un par de minutos aquí en lo que surte efecto y una vez que pase te puedes retirar —indicó apartándose del chico para atender otras labores.
—Ya te conseguí una solución efectiva, ahora deja de fregar —le dijo Baji al ver que parecía menos agraviado y enojado.
—Vale —dio por toda respuesta, se sentó en una de las camillas y esperó a que transcurrieran los dos minutos.
Para su mala suerte: medio minuto antes de que se cumpliera el tiempo asignado, alguien llamó a la puerta de la enfermería y la enfermera abrió, por esta entró Matsuno arrastrando a un chico que sangraba por la nariz.
—Estábamos en clase de deportes y uno de mis compañeros le a lanzado la pelota de básquet a la cara sin querer, —explicó Matsuno.
La enfermera limpió la sangre derramada mientras checaba que no tuviera la nariz rota; cuando quedó claro que no era así, procedió a aplicar presión en la base para detener la hemorragia.
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En pos de un corazón escarchado. (TR/AU/Torafuyu)+ 18-En edición.
FanfictionKazutora es el típico chico popular que anda con todas las chicas del colegio, tiene una banda musical en donde es el vocalista, su club tóxico y enfermiso de fans lo adoran y él parece estar bien con su vida, al menos así demuestra delante de todos...