Capítulo 0

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"Dónde todo comenzó"

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"Dónde todo comenzó"...

Mikasa hija única de los Ackerman fue secuestrada, por la legión de exploración.

Todos se preguntan ¿Cómo fué que sucedió semejante tragedia?
Muchos quieren evitar hablar de ese hecho para evitar el homicidio. Deciden fingir que no sucedió.

A pesar del dolor de su madre y el remordimiento de Historia por no defender a su mejor amiga aquél día...
El terror se apoderó de ella.

No le salieron palabras de suplica y pedir ayuda, por más que lo intento.

La única que reto a aquellos delincuentes, fue Mikasa...

Eren amenazó de muerte a todas aquellas personas dentro de ese humilde negocio.  Llenos de terror.

—¡Danos la cuota mensual!— exigió apuntando el arma a la frente de la chica de ojos azules. —¡Debes darla sino quieres morir.

—¿Tan cobarde y flojo eres que pides dinero a los pobres?— contesto Mikasa con un aspecto neutro.

El chico aparto la pistola del rostro de la chica rubia y se giró hacia ella, para intimidar con su arma, pero Mikasa se mantuvo siempre al margen y serena como siempre, es de pocas expresiones o al menos rara la vez se ven reflejados en su rostro de ojos azabache.

—¿Deseas causarme algún tipo de terror con esa pistola apuntado hacia mi cabeza?— se acercó al delincuente lo más cerca posible y colocó su arma en la frente. —¡Dispara, si tan machito crees que eres!.

—Mikasa no digas esas cosas— con voz casi audible dijo su amiga, que temblaba como una rana. Podía escucharse su corazón acelerado.

Eren se ríe de las chicas.

—¿Te gusta jugar rudo, no es así?

Mikasa sostuvo el gatillo y la mano del delincuente. —¿Tienes miedo? Apuesto que eres nuevo en esto.

Eren exigía que se mantenga al margen sino quiere morir, a pesar del sudor que le escurre en la frente y la mandíbula tensa en señal de nerviosismo, aquella misión no es fácil y menos por una chiquilla entrometída cómo Mikasa que no le tiene pudor a la muerte.

—¿Tienes miedo?— volvió a preguntar con autoritarismo. —¡Dispara de una vez! ¿O prefieres que lo haga yo?

El chico tartamudea en sus palabras, desea huir del lugar y pedir disculpa pero haya afuera hay quienes lo miran.

Ella lo reta entre gritos pero el mucho no pudo hacerlo, cubrió sus oidos y se tiró en el piso como vil cobarde.

Mikasa se ríe sintiendo euforia en todo su cuerpo, al verse victoriosa contemplando aquel hombre debajo de sus pies casi podía chozpar del entusiasmo.

—¡Es suficiente!— grito un hombre de baja estatura con una mirada sombría y estoica recargado en el umbral de la puerta con las manos limpiando una cuchilla.

—¿Y tú quién eres?

Mikasa nunca había visto a ese hombre, con esa cara tan hermosa, que podría distraerla con facilidad.

—Veo que eres muy ruda mocosa, engreída— barriendo de arriba a abajo, examinando su cuerpo.

Mikasa al percatar esos ojos pecaminósos contemplando su anatomía la hizo enfurecer, odia que la miren, no es lesbiana pero prefiere pasar por desapercibida ante los demás.

El enano guarda su cuchilla en su bolsillo y se acerca a ella. —Soy el jefe, el poderoso y victorioso Levai Ackerman. Todos me temen e implorán por sus vidas. Me deben respeto.

Mikasa se burla —¿A un enano?. Vaya que te crees.

El mafioso enfurecido se acerca a la joven apretando su mandíbula.
—Necesitas tener buenos modales mocosa.

Aparta su mano, con un empujón.

—¡No me toques idiota!

—Vaya boquita, la que tienes mocosa— deslizando su dedo por sus labios carnosos de una forma erótica. —Debes aprender a no meterte en los asuntos de negocios importantes.

—¡Ese no es negocio, eres un vil y repugnante mafioso enano!.

Levai detesta que lo llamen de esa forma pues a pesar de sus 1:60cm de estatura es despiadado.

—¿No te gusta que te insulten verdad, enano?, Hasta mi perro es más alto que tú.

Levai dió un suspiro para evitar hacer un escándalo, su reputación era cuestionada por una mujer e incluso se reía y eso no lo iba a permitir, la chica necesitaba enmendarse, lo cierto es que le gustó la manera en como no le temía, provocando en él una intriga y cierto interés.

«Debería llevarla a casa», pensó lleno de concentración. «¡Necesito saber por qué no me tiene miedo, si todas las mujeres de este puto pueblucho me temen e incluso me respetan»

—¿Te comió la lengua los ratones?

—¡No!— decidió cargarla y llevarla sobre sus hombros, a pesar de su delgadez e incluso su tamaño es bastante fuerte.

—¿Qué haces?— empezo a patear y golpear la espalda del hombrecito para liberarse pero es imposible su lucha.
—¡Bájame!. Sus ojos se llenan tornan brillosos, quiere llorar porque ahora es ella quien empieza a sentirse acorralada del miedo. Empieza a maquillar pensamientos tenebrosos e imaginar una escena sangrienta o incluso una violación.

—¡Déjame ir!— por supuesto que no pediría disculpas le darían una buena bofetada a su maldito orgullo.

El enano se da media vuelta sale del lugar. Llevando a la humana aún cargada.

—¡Ey mocoso levántate!— golpea en el muslo al delincuente quién permanece asustado. —¡Debes terminar el trabajo sino quieres morir de una vez!

El chico abrió los ojos llenos de timidez levantándose del suelo y mirando con cierto miedo al enano recobro la compustura. —Lo siento— dice indignado de si mismo, ahora dirige la vista al sitio e intento disparar al blanco que está más cerca y visible. Es la chica rubia y de ojos azules. Quién suplicaba por su vida.

—Guarda silencio.

No tenía la fuerza para matar, menos cuando esa muchacha le recuerda a su hermana menor quién falleció hace dos años por su culpa.

—No puedo hacerlo...

—Eres un poco hombre.

Pero no sólo Eren acompañaba a Levai, otros secuaces más están esperándolo afuera, fumando pitillos y llevando armas en sus manos. Mikasa observo aterrada a esos hombres.

—Asesina a todos, asegúrate que nadie sobreviva— ordenó a uno de sus fieles sirvientes quien le hizo una reverencia...

—Si señor— entro al sitio y empezó a disparar con un arma semiautomática.

Mikasa sólo podía escuchar cada tiro como un cohete ensordecedor, ahogados entre gritos y súplicas y sangre. No pudo con tal escena y perdió la conciencia...

 No pudo con tal escena y perdió la conciencia

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MAGNATE los monstruos también se enamoran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora