Desde que me levanto y me acuerdo de que no quiero que estés se me olvida cómo respirar,
me abres la piel y me pones a secar al sol,
pintas mis cenizas con tizas de colores,
me guardas en un tarro con un lazo rojo.
Y dejo de intentar acordarme de cómo respirar porque tengo miedo de esfurmarme.