04; Cruel Summer

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—Entremos a esta. -dijo Susannah mientras señalaba una tienda.

—¿Te gusta este? -Me preguntó mamá con un conjunto amarillo en la mano.

—si, me gusta. -respondí sonriente.

—Mira Belly, ¿te gusta? -le pregunté a Belly con el vestido que me había enseñado mamá en la mano.

Belly y yo seguimos mirando y probándonos conjuntos,
vestidos y gafas.

Nos dirigimos a los probadores para probarnos los conjuntos que seleccionamos.

Al final Belly y yo cogimos atuendos parecidos pero de diferentes colores.

Susannah pago y nos dirigimos de nuevo a la calle.

—¿Ya nos vamos? -pregunté.

—No, vengan aquí. Se llama tocado y todas las chicas lo usarán. -dijo señalando el escaparate de una tienda.

—Pff. -suspiramos Belly y yo al mismo tiempo.

—¿En serio? -preguntó mamá sarcástica.

—Enserio. -dio por hecho Susannah mientras nosotras reíamos.

—No estoy segura. -dijo Belly.

—vamos. -dijo Susannah mientras corría hacia la tienda.

-¡Vamos! -dijo de nuevo abriéndonos la puerta principal.

Seguimos probándonos los icónicos vestidos blancos que había que llevar hasta que encontré uno que me encantó.

Bonito, ligero, y lo más importante, cómodo.

Pero a mamá no le gustaban los vestidos que se probaba Belly.

—¡Santo cielo! -dijimos las 3 sincronizadas.

—Es bonito. -afirmó Belly.

—Pareces una princesa. -complementó mamá.

—el hada madrina. -complementó Susannah.

—Estas cañón. -dije riendo.

Susannah pago los vestidos y dos tocados que complementaban nuestros conjuntos y mamá nos llevo hacia un lugar grandisimo.

—Gracias mamá. -dijo Belly.

—gracias. -dije.

—¿Niñas? -nos llamó mamá.

—Quiero que sepan que si no les gusta o las chicas son malas o la comida es fea, escríbanme. Prometo no echárselos en cara. -dijo mamá.

—Estaremos bien. -afirmé.

—Usen nuestra frase en clave, y vendré.

—Mamá.

—¿La recuerdan de cuando eras pequeña? -preguntó mamá.

—Dulces June y Belly. -dijimos las tres al mismo tiempo.

—¡Diviértanse! -dijo mamá mientras arrancaba el coche.

Belly y yo caminábamos tranquilas por los estrechos caminos hechos de piedra hasta que vimos a Jeremiah salir sin camiseta del restaurante de al lado con toallas apiladas.

—¡Hey! -grite sonriente.

—¡Hola! -gritó Belly.

—Jeremiah. -Dije sonriente a lo que él nos miró de arriba a abajo.

—Oh Dios mío. -respondió riendo.

—No las había reconocido. -afirmó Jere.

—Dinos la verdad. ¿Parecemos tontas? -preguntó Belly a lo que yo respondí con una risa.

Our Summer ; Jeremiah Fisher.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora