Gabo
Un suspiro largo salió de mi, el silencio de la sala me incomodaba.
–Muy bien Gabo, ¿Como vas con tu problema?– pregunto Hugo mi psicologo.
–Me siento diferente– respondi apretando la pelota anti estrés.
–Te ves diferente– dijo el.
–Creo que la entrada al asilo me a ayudado mucho, ya no pienso tanto en problemas y trato de vivir mi vida como si fuera el último día– le respondí a Hugo tomando mi bote con agua para ponerlo en mi boca.
–Me alegra, realmente has tenido una infancia dura, pero eres un chico fuerte y has cambiado demasiado–
–Lo se– respondí
Hugo saco del cajón del escritorio un bote de redondo que me mortifica con solo verlo, lo puso sobre la mesa viéndolo fijamente.
–¿Crees que ese botecito te recuerda a algo?– pregunto, claramente me recordaba a algo, el pasado que me seguía a todas partes, recordándome que gracias a hijos de puta como lo son los bandera, no voy a poder tener una vida común y corriente, recordando que no todo es felicidad.
–No veo cuál es la necesidad de recordame el pasado Hugo– respondí muy enfadado frunciendo el ceño y volteando mis ojos.
–Quiero que te des cuenta que el pasado ya no te atormenta, ¿recuerdas la última vez que viste un botecito de heroína lo que hiciste?– pregunto levantándose de su asiento para pararse detrás mío y tocar mis hombros.
–Lo se Hugo, por eso cambie, los problemas de ira ya estoy tratando de controlarlos– respondi quitando sus manos de mis hombros.
–De hecho he conocido una chica, cuando estoy con ella no pienso en nada, creo que me gusta– respondi levantandome de mi asiento y tomando mi chamarra para irme.
–Me alegra que estés encontrando la felicidad en alguien, pero recuerda que no debes de depender de alguien para ser feliz– dijo Hugo dandome un abrazo acompañado de una palmada en la espalda. Le di una sonrisa y salí de la sala, con solo el hecho de pensar en Samantha siento mariposas en el estómago y no me gusta.
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Me había levantado de mal humor, con solo pensar que van a cerrar el asilo por poca economía, no quiero ni presentarme al instituto pero me muero de ganas de ver a Samantha es la única razón que tengo para presentarme hoy.
Salí de mi casa sin darme cuenta que mi sudadera se había manchado de ketchup.
–¡Mierda!– exclame intentando limpiar la mancha de mi sudadera blanca, pero no que logre fue empeorar todo ya que la mancha se tornó negra y aún más grande. No tenía tiempo para subir y cambiar mi sudadera, llegaría tarde. Así que encendí la motocicleta y me dirigí rápidamente al colegio.
Al llegar al colegio entre rápidamente al salón de clase, tenía una clase con la profesora Amanda.
–Señor Jones, de nuevo llegando tarde a mi clase– menciono la profesora.
–Lo siento, pero se me hizo tarde– respondí tocando mi barbilla.
–Es normal, entre antes que me arrepienta–
Entre a la clase sentándome en mi pupitre. La mayoría de alumnos les incomodaba el hecho de que estuviera cerca de ellos, ellos me llamaban “La bestia” por mis problemas de ira.
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San Lucas
Teen FictionGabriel Jones a dedicado la gran parte de su vida ayudando a las demás personas, sirviendo como funcionarío en un asilo, un joven poco sociable pero con un corazón increíble. Samantha Williams una chica qué tras la muerte de su madre a decidido ingi...