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Matías y Tomás se bajaron del bus apenas llegaron a la parada cerca de su casa, el menor miraba todo con aburrimiento meintras caminaba por la acera junto a su hermano y éste mantenía una sonrisa en su rostro.

-¿Qué pasa Tomi?- Pregunta su hermano mayor mientras le revolvía el cabello al castaño el cual solo mantenía la misma expresión.

-Pensando en que me quedan como ocho años de escuela, piola.- Se quejó el pequeño niño y su hermano soltó una carcajada, la verdad que para ninguno de los dos la escuela era divertida pero Matías era alguien medianamente popular por lo que él la pasaba mejor.

-Tranquilo Tomi, el tiempo pasará, igual a mí también me da mucha paja pero es lo que hay... En fin, hoy salgo con unos amigos, así que nos vemos en la noche, te quiero.- Habló rápidamente el más alto besando su frente apenas ambos niños llegaron a la casa, usualmente ahí Matías dejaba a Tomás para después irse a cualquier lado, de vez en cuando el pequeño pensaba que su hermano no quería pasar tiempo con él.

-Nos vemos.- Se despidió sin muchos ánimos y abrió la puerta con cuidado entrando a su hogar, solo, como siempre, al parecer sus padres salieron nuevamente junto a Thiago y supuso que no llamaron a Angie ya que ahora debería estar con Matías, bufó mientras se quitaba la mochila.

-Al menos tengo padrinos mágicos para que me alegren y ellos no me dejarán solo.- Habló un poco más alegre al recordar aquel detalle, habían pasado como dos días desde que tiene a sus padrinos y le hacía feliz verlos siempre al llegar a casa. Sonrió pensando en la bienvenida que le darían ese día.

-Hasta luego Tomás, tenemos que irnos.- Habló rápidamente Iván sacudiendo su mano junto a la del pequeño quien solo le vio con duda.

Iván y Rodrigo tenían una enorme pila de maletas frente a él, especialmente maletas rosadas las cuales supone son de Rodrigo por supuesto.

-¿Me van a dejar?- Cuestiona el infante haciendo un puchero y Rodrigo se acerca rápidamente a él.

-Así es Tomi.- Sonríe la hada castaña e Iván hace aparecer el libro de reglas.

-Es que según las reglas cada 150 años cada padrino mágico tiene que renovar la licencia en la academia mágica.- Empezó leyendo con concentración el de atuendo verde y su esposo volvió al lado del pequeño.

-Y como verás, las nuestras ya están por expirar.- Habló haciendo aparecer dos tarjetas donde ambos padrinos tenían un estilo mucho más diferente, las tarjetas desaparecieron y Tomás se cruzó de brazos.

-¿Entonces me quedaré sin padrinos?- Cuestionó con una expresión triste y Rodrigo le revolvió el cabello.

-Solo por poco tiempo cariño, vamos a renovar la licencia y luego volveremos.- Dijo el de atuendo rosa e Iván se hizo a su lado nuevamente.

-Llamamos a una compañía y te traerán un sustituto en cualquier momento.- Habló emocionado el pelinegro y poco después se escuchó como la puerta era golpeada. -¡Soy vidente!

Rodrigo rió ante su comentario y rápidamente abrió la puerta con la varita dejando ver a un hombre pequeño con traje verde frente a ellos.

-¿Éste es mi nuevo padrino?- Cuestionó Tomás frunciendo su ceño y el nuevo ser mágico le miró con seriedad.

-Sí, genial ¿no? la agencia me envió.- Habló y Tomás aún estaba algo curioso pero intentó tomarlo bien.

-¿Cómo te llamás? ¿tenés algún nombre mágico? ¿Abracadabra? ¿Capitán Increíble?- Empezó a atacar de preguntas el infante y el hombre le miró serio.

-Soy Franco ¿tenés comida?- Preguntó y Tomás solo se sintió un poco decepcionado, le había tocado un sustituto aburrido.

-Bueno Tomi, nosotros nos vamos, intentaremos volver pronto ¿sí? te queremos.- Dijo cariñoso Rodrigo abrazando al pequeño dándole algunas vueltas en el aire.

𝐏𝐚𝐝𝐫𝐢𝐧𝐨𝐬 𝐌𝐚́𝐠𝐢𝐜𝐨𝐬 ♡ 𝐓𝐨𝐦𝐚́𝐬 + 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐯𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora