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Tan solo eran tres pequeños huérfanos en ese asqueroso orfanato, Izana, Kakucho y tu, ninguno de los tres conocía el amor, no sabían que era sentirse amado, hasta ese momento, hace tiempo a ti te habia adoptado una familia con bastante dinero, eran bastante amables contigo, se notaba que te querían.
Ellos te habían contado que nunca pudieron tener hijos, y eso los puso bastante tristes, hasta que tomaron la decisión de adoptar a un niño o una niña, tu eras la afortunada, ibas a ser feliz por primera vez en tu vida, eso te puso contenta pero no te agradaba la idea de alejarte de Izana y Kakucho, después de todo ellos fueron los que te acogieron en ese espantoso lugar.
Eso lo habían notado tus "Padres" así que para no separarte de ellos decidieron que unos amigos de ellos adoptaran a Izana y Kakucho, así los podrías ver todos los días sin miedo a que los adoptaran y los alejaran de ti.
Por fin tus amigos iban a conocer el amor de familia, mas que todo Izana, que casi toda su niñez vivió un infierno junto a su "Madre".
Ahora si estabas bastante feliz, ibas a estar con las personas que mas querías en este mundo, los tres siempre estuvieron juntos, toda su niñez y adolescencia, estuvieron en la misma escuela pero en diferentes salones, pero lo bueno era que se podían ver en la entrada, descanso y salida, bueno mejor dicho, casi todo el tiempo menos en los horarios de clase, pero eso casi no importaba, después de todo lo único que te interesaba era estar junto a ellos.
Durante todo ese tiempo, te estuviste desarrollando, tuviste tu primera menstruación, crecimiento en algunas partes de tu cuerpo y experimentaste los cambios hormonales, al igual que los cambios de humor.
Gracias a eso, tuviste a tu primer crush, un chico de tu salón que no te paraba bola y cuando te le declaraste pues lamentablemente te rechazo, era de esperarse, pensabas eso, y así sucesivamente fuiste enamorándote de las personas equivocadas, hasta que te enamoraste de la persona menos esperada, Kakucho.
La verdad no los podías creer, solo pensabas que era una leve confusión, pero tiempo después estabas bastante segura de que si sentías algo por tu amigo de la infancia, no le dijiste nada por miedo a perder su amistad, después de todo esa porquería del enamoramiento no iba a arruinar la amistad que tenían de años.
Solo ibas a ocultar tus sentimientos, así te duela y sientas la necesidad de decirle, los ocultarías para no cagarla.
Era bastante temprano, estabas de camino a la escuela, tenias las manos metidas a tus bolsillos, te encontrabas sola, Izana y Kakucho estaban aun en casa, ellos tardaban mas tiempo en alistarse.
Miraste el cielo y este ya se estaba aclarando un poco, suspiraste y tomaste asiento en un pequeño banco que estaba cerca tuyo, ibas a esperar hay a los chicos, después de todo, no te gustaba estar sola.
— Eh, disculpa — Escuchaste una voz femenina llamarte, volteaste a mirar a la chica y alzaste una ceja —Emm... este, será que le puedes dar estos chocolates y esta carta a Kakucho, porfavor — La chica extendió las dos cosas y te las entrego, quieras botar eso, sentías celos
