Día 1

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Competencia deportiva

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Cuando Hitoshi se postuló para el ejército interno que estaba al mando del actual presidente, no pensó que sería... Así.

- Todos detrás de la línea, quien comience antes de tiempo recibirá un castigo otorgado personalmente por el cabo Rappa -mencionó con aburrimiento el azabache de mirada cansada que estaba al mando del posible nuevo escuadrón

- ¡Señor, sí señor! -exclamó el aludido, blandiendo entre sus manos el pesado bate de fierro con excitación mal contenida

El pelivioleta bufó con el nerviosismo disparándose lentamente a través de sus venas.

El maldito "Rappa" se veía demasiado emocionado por golpear a estos tipos que eran, por mucho, más pequeños que él.

Pues Hitoshi podía decir fácilmente que él, con sus 17 años de edad casi cumplidos, era el más viejo de la sección.

Y de haber sabido que ingresar al ejército sería estar rodeado de niñatos y locos agresivos esperando poder partirle la cabeza a más de alguno con un bate... Bueno, se habría esforzado un poco más en buscar un trabajo distinto con el que pudiera mantener a su viejo y enfermizo padre.

Pero ahora ya estaba aquí. Y no quería tirar la toalla sin antes probar suerte con este rubro.
Porque era sumamente difícil conseguir un buen sustento económico hoy en día.

Los más abiertos a recibir personal eran siempre las cadenas de prostitución y entretenimiento para adultos.

Cosas que no serían muy distintas a lo que él está haciendo, en realidad.

Es decir, Shinsō tuvo claro desde el principio que este "ejército interno" no eran más que un bola de sujetos que bailaban al rededor de los pedidos completamente cuestionables del presidente que tenían.

Pero se le ofreció dinero, alojamiento, comida y un seguro médico.

Cuatro cosas más de las que habitualmente no tenía estando en casa.

°•.·*★*·.•°

La última competencia deportiva para clasificación de puestos estaba por dar inicio.

Los músculos del cuerpo de Shinsō gritaban necesitados de un descanso urgente.

Su corazón estaba acostumbrado a bombear rápidamente su sangre. Y sus pulmones se habituaban sin muchos problemas a un trote constante.

Pero estos habían sido ejercicios competitivos que buscaban medir más allá de resistencia.

Estaba la fuerza bruta, rapidez y coordinación también involucrados.

Y a medida que avanzaba de nivel, más complejos se volvían sus oponentes.

Sin embargo, tenía que esforzarse.

Dependiendo de qué tan lejos llegara en la competencia, los superiores le asignarían más y mejor remuneradas tareas.

Pero ahora, habiendo superado a la mayoría de su escuadrón, el pelivioleta se hallaba compitiendo contra los mejores de las otras divisiones de novatos.

- Adelante -indicó con tono aún exhausto el comandante Aizawa, mismo quien, a lo largo del día, no había hecho más que bostezar al verlos

Sin embargo, Hitoshi (sin tomarle importancia a algo como eso) no demoró mucho más en salir disparado por la señal del azabache.
Sus piernas ágiles y rápidas ahora un poco torpes por el cansancio que tenía encima, pero el pelivioleta no perdió de vista la meta.

Esta última carrera era casi sin obstáculos. Una línea recta de no mucho más allá de 300 metros hasta la meta.

Era velocidad pura.

Y eso era su punto fuerte.

Así que corrió y corrió. Sin preocuparse por quienes irían a su lado.

Hasta que, de un momento a otro, fue rebasado.

Pasos ligeros corrieron a su lado y adelantaron su posición con facilidad.

Los cabellos caídos por el sudor y el esfuerzo del pelivioleta se alborotaron por su carrera, pero aquello no le impidió enfocar al muchacho que acababa de pasar a su lado.

Y allí iba. Un tipo que -asumía- debía de tener más o menos su edad.
Delgado, pero fornido. De cabello bicolor y perfil apuesto. Y le cortó la respiración a Hitoshi por largos segundos.

No lo había visto antes, pero era bastante obvio que era un digno ganador de anteriores competencias en otras secciones de novatos.

Y es que el muchacho corrió de manera tan elegante hasta la meta, que el pelivioleta no supo diferenciar si su corazón estaba terriblemente acelerado por la reciente carrera o por la vista afrodisíaca del tipo que tan fácilmente arrasó con la competencia.

Incluyendolo.

No le molestaba un segundo lugar. De todos modos los diez primeros en llegar a la meta serían asignados a la misma sección. Sin embargo, su ceño se frunció con frustración al no recibir ningún tipo de reconocimiento de parte del muchacho bicolor que consiguió el primer puesto.

Y es que este no se volteó a ver a nadie ni a nada. Simple y llanamente avanzó hasta las gradas a un costado del campo y se sentó junto a una muchacha bien vestida que Shinsō podría haber jurado era su madre o su hermana.

Manteniéndose presente, pero silencioso. Eso hasta que Aizawa -junto al desquiciado cabo Rappa- les indicaron a todos los presentes quienes habían sido seleccionados y dónde se les esperaría para que fueran trasladados a las instituciones del gobierno.

Shinsō tomo sus cosas y asintió con indiferencia ante las indicaciones que se le dieron. Viendo cada tanto al bicolor que, nuevamente, se retiró de la vista de todos sin dirigir ningún tipo de reconocimiento a ninguno de los presentes.

El pelivioleta entrecerró sus ojos con curiosidad, viendo al muchacho fijamente hasta que, de manera inevitable, su visión ya no pudo enfocarlo más.

Pero, de todos modos, Hitoshi sintió su estómago contraerse con emoción.
Una sonrisa ladeada tirando de la comisura de sus labios y su par de ojos violáceos mirando aún fijos y sin pestañear el lugar por el que el otro desapareció.

Siendo evidente, ante el término de las competencias, que sus mejillas acaloradas y su corazón acelerado no se debían realmente al esfuerzo físico que había estado haciendo.

Sino que a algo más...

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Espero que les haya gustado este primer día!!
Nos leemos mañana✨✨

Inefable  [ShinTodo Week 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora