ƇƛƑ ƇƛƑ

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El cielo negro de la noche estaba salpicado de gris, el gris de las nubes que anunciaba una pronta lluvia.

Solo podía maldecir el día, justo ese día, cuando se ve obligado a ayudar en una de las cafeterías de sus padres, se le ocurre al día ponerse frío y tormentoso.Toda la semana hizo un calor digno del infierno, pero justo hoy hacía frío, él junto a su hermano calentaban sus manos cerca de la estufa, discutían sobre cual debía atender a los clientes.


—Yo no puedo, hace poco tuve fiebre ¿y si recaigo? ¿Tú me irás a cuidar a mi cuarto?.


Era caer bajo, demasiado, pero a George no le importó con tal de ganar la discusión y poder permanecer en el calor de la cocina.Y tenía razón, hace poco había tenido la fiebre tan alta que en un momento llegó a los cuarenta grados.


—Bien, atenderé yo, pero me debes una.


George sonrió con burla, dejó palmaditas en su espalda.Suspiró antes de abandonar el calor de la cocina, maldijo a los empleados que no pudieron avisar antes de que faltarían, así les hubieran conseguido algún remplazo rápido, pero no.Avisaron dos horas antes y ahora Ronald Weasley moría de frío en el mostrador de la cafetería.Los clientes iban y venían, con el rato empezó a llover, caían truenos, los sonidos de golpeteos provenían de afuera, mostraba la fuerza con la que las gotas de agua caían.La gente entraba a la cafetería empapados en busca de refugio y compraba cualquier cosa para intentar no ser tan descarados o para reducir el frío de sus cuerpos.Eso solo hizo que Ronald se llenará de más trabajo, el asqueroso de su hermano no quiso ayudarlo.


«Maldito, ni así vienes a ayudarme» pensó cuando su hermano se negó a ir a ayudarlo con la cafetería abarrotada de gente. Más tarde se quejaría con sus padres, claro que se iba a vengar. Siempre lo hacían, cuando Ronald le contó a su madre sobre la vez que George y Fred metieron al gato en el baño y lo encerraron por casi dos todo un día, ya que no dejaba de maullar, y en consecuencia ellos no podían estudiar para un examen importante que rendirían al siguiente día.

Entonces George le contó a su padre del tatuaje que Ron se hizo a escondidas en el brazo, les contó como solía taparlo con maquillaje.


Ya buscaría como hacer sufrir a George, pero un poco, solo un poco, tampoco era un monstruo. Eran cerca de las nueve de la noche, las personas empezaban a irse, vio a algunas chicas a las que un carro las vino a buscar, otros al ver que la lluvia bajaba de intensidad se iban corriendo, otros si tenían un paraguas que ayudaba a no mojarse, al menos una gran parte del cuerpo.


—¡Ron!—esa era la voz de su hermano

—Ven rápido.

—¿Ahora qué quieres?.—Solo ven.


Ron gruñó antes de ir, ansiaba el calor de la cocina, pero una vez saliera de esta, iba a pasar incluso más frío que antes.Respiró con alivio al sentir todo ese calor en su pobre cuerpo.


—Ya estoy aquí ¿Qué quieres?.—¿Me veo bien?.—Nunca te ves bien.—¡Ron! Habló en serio—chillo enojado.


Al ver su rostro desesperado, decidió ser serio por una vez en su vida.


Coffe 【ronarry】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora