Seungho/Jihwa

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Había pasado la semana entera en compañía de ambos, la ausencia de su esposo y el silencio de los sirvientes habían hecho todo mucho más fácil.

Apenas había estado vestido y habían terminado enredándose en varios lugares de la casa.

Podía contar con las manos las horas que había estado solo desde que habían follado en la sala por primera vez. Incluso cuando llegaba a su límite y se desmayaba, cuando se despertaba ambos hermanos seguían por ahí, Seungwon estaría más cerca y Seungho estaría leyendo o comiendo, lanzando algunas burlas apenas abriera los ojos.

Se había acostumbrado con tanta facilidad que se sorprendió cuando le llegó una carta confirmando que Lord Yoon volvía al día siguiente. No había sido una carta para él, había sido para Seungwon pero el joven había tenido la amabilidad de avisar.

Jihwa cenó solo en su habitación y luego revisó todas las marcas, sintiendo el peso de lo que había hecho por primera vez.

Podría excusarse internamente por lo de Min: había estado drogado y vulnerable, no había nada que pudiera hacer contra él ¿Pero el sexo con los hermanos, con los que ahora era sus hijos adoptivos?

Seungho nunca lo había amenazado explícitamente y tal vez ni siquiera implícitamente y Jihwa había participado voluntariamente en el sexo con los dos hermanos. No solo una vez, si no decenas de veces durante esa semana, sin siquiera tratar de ocultar lo que ocurría a los sirvientes.

Si Lord Yoon se enteraba iba a asesinarlo. Ese hombre no tendría piedad si descubría que era probable que su esposo estuviera cargando al hijo de uno de sus hijos y no de él.

La ley estaba del lado de su esposo: La infidelidad de una mujer o de un doncel, era cobrada con la muerte por la deshonra.

¿Qué diría su padre? Podía ver su cara de decepción. No importaba que Lord Yoon lo tratara como un reemplazo, que lo viera solo como una decoración, Jihwa debería haber mantenido su dignidad.

¿Qué era esa actitud de prostituta de aceptar acostarse con los dos hijos de su esposo a la misma vez? Había gemido como una puta, los había besado a ambos, acariciado sus cuerpos, los dejó invadirlo. Podría estar embarazado de uno de los dos.

Sus manos temblaron mientras se peinaba y trató de detener las lágrimas sin tener éxito.

Una vez que terminó de peinar su cabello dejó el peine a un lado mientras seguía con sus ojos clavados en su propio reflejo, tocó las lágrimas con la punta de la lengua y después dio una risa forzada. Dudando abrió su ropa y apoyó su mano en su vientre, no había forma de saber si estaba embarazado o no, solo el tiempo lo diría, pero se había metido en un problema demasiado grande.

Casi no durmió esa noche y cuando el sirviente le avisó que Lord Yoon lo esperaba para desayunar Jihwa sintió que su estómago se revolvía. Se vistió con el hanbok naranja que le gustaba tanto y tuvo cuidado en su apariencia, borrando las marcas del insomnio antes de detenerse frente a la puerta de su habitación.

Respiró profundo y alzó la barbilla antes de salir al pasillo.

Era extraño que su marido lo quisiera ahí ¿Acaso sospechaba algo? ¿Ellos le habían dicho algo? Sintió su estómago revolverse de nuevo recordando que no conocía tan bien a ninguno de los dos Yoon como para confiar en ellos.

Se detuvo frente a la puerta y pensó en darse la vuelta y correr a su habitación. Podía dar una excusa, tal vez Lord Yoon iría a gritarle o, con suerte, lo ignoraría y no le importaría.

Pero no tuvo tiempo de retroceder antes de que un sirviente se adelantara y abriera la puerta, haciendo notar su llegada.

Jihwa sintió los nervios recorrerlo cuando notó a los hermanos Yoon también ahí. Había pensado que tendría que enfrentarse a un desayuno solo con Lord Yoon, pero que ambos jóvenes estuvieran no sabía si mejoraban la situación o la empeoraban.

Los Secretos De Laird YoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora