Capítulo 20

120 19 0
                                    


Capítulo 20

Dawn


Después de que Ryder se come una hamburguesa entera con papas, mientras habla de su día con Ryan, cabe destacar, vamos al acuario. Temo que haya mucha gente y reconozcan a Ryan, pero, como esta mañana en la escuela, a él parece no molestarlo en lo absoluto. Tal vez se deba a que Ry habla tanto y tan rápido que sea difícil enfocarse en otra cosa. Está absorto respondiendo preguntas y aclarando dudas sobre la vida marina, lo cual es impresionante, no tenía idea de sus conocimientos por el mar y las criaturas que habitan en él.

—¿Qué es eso? —señala Ry a una mantarraya que se desplaza por el agua, rodeando otros peces.

—Se llama mantarraya.

—Manta- manta —intenta decir Ryder, pero no lo logra.

—Man-ta-rra-ya —dice Ryan sílaba por sílaba, enseñando a Ryder.

—Man-ta-rra-ya —repite él, mirando a Ryan a los ojos. Cuando lo logra, sonríe—. Mantarraya.

—Excelente —elogia Ryan, devolviendo la sonrisa a mi hijo—. ¿Te gusta la mantarraya?

—¡Es enorme! —exclama Ry, regresando la vista al pez, remarcando la palabra "enorme".

—Sí, es enorme —ríe Ryan—, y nada muy rápido.

Cuando se acaba la impresión por la mantarraya, seguimos adelante a donde están los tiburones. Ryan se embarca en una nueva explicación sobre los tiburones; sus dientes, cómo respiran, para qué son sus colas, lo que comen. Ryder hace una mueca al saber que se alimenta de otros peces y luego los compara con los leones, alegando que los leones también se comen a otros animales.

—Sí, son como los leones —concuerda Ryan y Ryder sonríe feliz de haber acertado en algo.

Luego, vamos a ver las medusas, donde les pido tomarnos fotos. Poso con ambos para una selfie; les hago varias a ellos solos, que hacen diferentes poses, señalando a las medusas con la boca abierta, tocando el cristal cuando una medusa se acerca del otro lado, sonriendo a la cámara y otra de Ryan cargando a Ryder; luego me toca a mí con mi hijo, donde, bajo la tutela de Ryan, me besa la mejilla en una foto y me abraza por el cuello en otra. Doy la sesión de fotos por terminada, pero Ryan me detiene y le entrega mi móvil a Ryder, pidiendo hacernos una a nosotros. Me paro a su lado y su mano se posa en mi cadera. Lo miro con una ceja alzada por su audacia, no la dejó en mi cintura, sino en mi cadera, la punta de sus dedos anular y meñique rozando el inicio de mi trasero. Me devuelve la mirada, uno de los lados de su boca alzándose en una sonrisa torcida.

—¡Mamá, Ryan! — nos grita Ry, llamando nuestra atención—. No miraron a la cámara.

Ryan suelta una risa por la bajo y regresa sus ojos a Ryder, sonriendo. Me obligo a dejar de verlo y estiro la boca en una sonrisa, mostrando los dientes.

No soy mucho de fotos, solo me tomo una que otra con Ryder y ni siquiera las subo a redes sociales porque no tengo. Las cerré todas luego de irme de Alabama.

Sin embargo, he de aceptar que estas han quedado muy bien, y eso que no estoy propiamente maquillada. Tal vez la causa es que parezco genuinamente feliz y no hay rastro de preocupaciones en mi expresión, y se lo tengo que agradecer a Ryan y a Ryder, que me han distraído a tal punto en que mis miedos y mi pasado no han hecho acto de presencia.

—Estás muy callada —comenta Ryan, caminando a mi lado mientras ambos vemos a Ryder ir delante.

—Tú y Ry no me han dejado hablar —bromeo, pero tiene razón, he estado callada toda la tarde.

Ámame | The Scene 1.5.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora