Prólogo

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En alguna ocasión, tú, ¿Te has sentido aprisionado? Y no lo digo por el hecho de estar tras los fríos barrotes de una cárcel, ni mucho menos las desorbitantes paredes de un cuarto oscuro. Si no mas bien, por estar atrapado en un infinito hueco de tu mente.

En un lugar de aquellos donde nadie puede entrar para librarte del sufrimiento, donde por más que grites y te desgarres el alma en suplicas silenciosas, nadie absolutamente nadie puede hacer nada.

Sin embargo... la única salida posible, es la que tú mismo tienes que construir. Aquella que tú vas formando con fuerzas, con empeño, con muchísimas esperanzas y fe en que tu mente podrá salir del grandísimo abismo que se formo entre la cordura y la locura.

Pero no todo es sencillo, y mucho menos cuando todos los requisitos para salir han sido incinerados, de la forma más cruel por aquellos a quienes tu confianza y vida entera les diste.

Desatando así una fuerte y desoladora guerra interna, en la cual por azares del destino, los sentimientos de supervivencia y un amor desbordado, serán empleados como la mejor arma contra los monstros de tu persona, porque los mounstruos si existen y habitan dentro de nosotros y de forma lamentable muchas veces ellos ganan.

Pero también de forma milagrosa ellos pueden ser vencidos uno a uno, con toda la fuerza de voluntad que en ti este y una brillante actitud. Con esto, conocerás lo que es la felicidad además de ver un enorme destello de luz tras a ver vivido sumergido en una espeluznante oscuridad.

Dando paso a la idea de que, más vale entregar la vida en la batalla, que dejarte llevar por la muerte sin mostrar siquiera una señal de protesta.

Por lo tanto, ¿Te atreves a conocer la historia de Gabriel y Lía, su frágil princesa boca de rosa?

Delirio de RosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora