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Dos personas estaban haciendo una reverencia, con sus cabezas tocando el suelo, evitando que los sollozos de miedo salieran de sus labios, ambos apretaban fuertemente los tobillos de un niño de 8 años que estaba arrodillado frente a ellos.

El pequeño, tenía su mirada vacía, sus ojos negros fijándose sin nada de miedo o resentimiento a la mujer frente a él, tenía un traje negro satinado, que delineaba sus curvas y una mirada fría hacia la familia frente suyo.

Dos hombres estaban a cada lado, tenían pistolas enfundadas en su cintura, mientras sus ojos miraban con algo de asco a los adultos tras el niño.

—¿Me están ofreciendo a su hijo como garantía? — repitió con voz susurrante la mujer, cruzándose de brazos sin perder de vista cada estremecimiento de la pareja.

—Si... el niño es fuerte y rápido, puede trabajar, hasta que podamos reunir todo el dinero de la deuda— el hombre alzo un poco los ojos y apretó con más fuerza el tobillo del niño que siseo por el dolor. Un guardia, se acerco y pisoteo la cabeza del hombre.

—No alces a ver— advirtió y se retiro con un movimiento sutil de la dama.

—¿Y que me garantiza de que ustedes no huirán y dejarán al niño a su suerte?

—No-Nosotros no le haríamos eso... lo queremos y el también entiende que es por la familia... ¿verdad Joonghyuk-ah? — su voz desesperada llego a los oídos del niño que no dijo nada, ni se movió, eso pareció activar un botón a los padres que apretaron con mas fuerza sus tobillos. —Joonghyuk-ah, sabes que mamá y papá solo lo hacen por la familia, ¿verdad?

Antes de que el niño pudiera hablar, otra voz infantil sonó por el salón.

—Si eso fuera cierto, no estuvieran tratando de romper sus tobillos para que entienda— la bella mujer volteo alarmada, viendo a un pequeño de 10 años, que estaba con su uniforme escolar y un libro color marrón entre sus jóvenes manos.

—Parece que lo estuvieran amenazando, ¿verdad mamá? — el niño se acerco a la mujer y tomo su mano con ternura, la mujer suspiro resignada, mientras los guardias se relajaron a la vista tan familiar. Antes de que pudiera decir algo la mujer, el niño se soltó de su madre y camino hacia el niño que lo vio con ojos vacíos, Dokja sonrió ladinamente antes de pasar a su lado y pisar con fuerza el brazo del hombre que grito de la sorpresa y estuvo a punto de tocar el cuerpo del niño.

Pero este esquivo la mano y dio una patada al rostro del hombre. Cuando este por defenderse puso una mano sobre el pie del chico, una bala atravesó el antebrazo, salpicando sangre. Dio otro grito, y su esposa soltó al niño para socorrer a su esposo que se apretaba el brazo tratando de parar la sangre.

—Podía con ello— gruñó el niño al guardia a su lado, que guardo su arma para sonreír burlesco. Dokja viéndose derrotado, camino hacia el niño, y toco con suavidad su rostro, casi sonriendo al ver como el niño no hacia nada por detener su clara invasión personal. —Mamá, quiero quedármelo.

—Dokja-yah, no es un perro— trato de decir su madre.

—¿Quieres venir conmigo?, te daré comida y casa, y te alejaras de ellos— Dokja ignoro olímpicamente a su madre y sus ojos brillosos se dirigieron a los vacíos y oscuros del niño que movió con algo de dificultad sus pies, notando como palpitaba la zona, y un escozor le molestaba. Joonghyuk sujeto la mano del niño y mirándolo en silencio, incluso alzo su mano ignorando como los guardias a su alrededor se tensaban y estaban listos para dispararle, pero Dokja dirigió una orden silenciosa y espero la acción del otro niño.

Joonghyuk poso su mano en la mejilla pálida y limpio con algo de rudeza, para después soltarlo, Dokja sonrió al ver que había limpiado su rostro de la sangre que había salpicado del padre.

¡El Rey del Inframundo no es un Trofeo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora