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Lunes

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Lunes

―¡Jihyo-Ah! ―Gritó la castaña, corriendo entusiasmada
hacia su amiga. Notó la pequeña sonrisa de la pelinegra.

―Ah, hola, Sana. ―Saludó y, posteriormente, se sorprendió al sentir a Sana lanzarse a abrazarla, sin previo aviso.

La más alta la apretó con fuerza, sacándole un pequeño quejido a Jihyo, quien solo rió y correspondió el abrazo.

―¡Te extrañé tanto, Hyo! ―Enterró su rostro en el cuello de la mencionada, sollozando falsamente. Logró escuchar la pequeña risa de Park.

―Solo fueron dos días, idiota ―Separó levemente a Sana de ella.―, deja de ser tan dramática.

―¿Acaso tú no me extrañaste? ―Y un tierno puchero. Jihyo rodó los ojos―. Yo soñé que me dabas un beso. Dámelo. ―Cerró sus ojos y apuntó sus labios hacia la pelinegra, quien hizo una cara de disgusto.

―No. ―Respondió sin más. Tomó sus brazos, la hizo soltarla y se volteó, dispuesta a irse, a lo que Minatozaki le dio una mirada ofendida con la boca abierta.

― ¡Vamos! ¡No nos vimos en todo un fin de semana! ¡Un besito! ― Empezó a chillar, a lo que Jihyo rodó los ojos y se volteó.

Se acercó a la castaña, quien la miro emocionada y cerró sus ojos, pero se llevó gran decepción al sentir los labios de la pelicorto contra su mejilla.

― Ya, ¿Contenta? ― Sana frunció el ceño.

― ¡Se supone que era en los labios! ¡En los labios! ― Apuntó estos con su dedo índice.

― Te di el beso, así que no tienes derecho a quejarte. ―
Dicho esto, volteó y se encaminó para entrar al instituto.

Con un puchero, Sana solo se le acercó y tomó su brazo para entrar juntas.

[ . . . ]

― ¿Sigues molesta? ― Volteó hacia la mayor, quien frunció sus labios y ceño para voltear la mirada, levantando el mentón― ¿Segura de que no estás molesta? Debo tener tus manos marcadas en mi brazo.

― ¿Ahora no quieres que te toque? ― La soltó y se cruzó de brazos, con un gesto molesto. Jihyo rodó los ojos.

― No seas melodramática, Sana, Relájate. ¿En serio pensabas que te iba a besar en los labios? ― La miró y la castaña desvío la mirada, intentando mantenerse firme con su postura molesta, pero siendo delatada por un leve sonrojo.

― Igual me debes esa. ― Murmuró, mirando al suelo,
suavizando esa expresión molesta.

Jihyo suspiró.

Besó dos de sus dedos y luego los pegó en los grandes labios de la castaña, quien se sobresalto con un enorme sonrojo y su corazón latiendo a mil.

― ¿Así estás más satisfecha? ― Una pequeña sonrisa escapó de los labios de la castaña.

Tomó el brazo de la pelinegra y se dispuso a seguir caminando con esta hacia la cafetería.

― Tal vez.

Dos, ahora tenía en mente que Jihyo le debía dos besos.

[ . . . ]

― ¡Hey, Sana unnie! ― La mencionada y su acompañante se voltearon hacia donde venía la conocida voz.

― Ah, Tzuyu. ― La susodicha se abalanzó sobre la mayor, abrazándola.

― Unnie, hoy no viniste a hablarme durante el almuerzo. ― Se separó sin soltar sus brazo y miró a Sana con un puchero que hizo a la castaña sonreír por lo tierno que era.

― Perdóname. Mañana iré ― Dijo―. Igual necesitaré de tus locuras para distraerme luego de la larga sesión de exámenes.

― ¡Sí! Odié no poder hacer nada todo el fin de semana por andar estudiando y estudiando ― Se quejó―. ¡Tuve que hacerlo solo porque ustedes también estaban estudiando!

― Ya veía yo raro que estudiaras por tu cuenta. ― Ambas rieron.

Una tercera presencia carraspeando llama la atención de la castaña y la peligris.

― Hola a ti también, Chou. ― Saludó Jihyo, sarcásticamente y levemente molesta por cómo ignoraban felizmente su presencia.

― ¡Ah, Jihyo-ah! ― Soltó a su mayor para luego abrazar a Park, quien se negó, tomando sus hombros para detenerla.

― No, ya nada. ― Miró a Sana ― Ve con tu Unnie favorita.

― ¿Celosa? ― Sus dos contrarias cuestionaron al mismo tiempo. Jihyo frunció el ceño.

― ¡Claro que no! Cualquiera se molesta si la ignoras así.

― ¿Por quién crees? ― Cuenstionó Chou hacia la mayor de las tres, ignorando completamente a Jihyo.

― Por mí, obviamente. Me ama, no puede verme cerca de alguien más. ― Alardeó la castaña, llevando su mano su pecho.

― Por mí vete con quién quieras. ― Chou retuvo una risa.

Sana se acercó a la pelinegra y abrazó su brazo.

― ¿Realmente querrías eso? ― Le estaba haciendo ojitos, Jihyo intentó mantener contacto visual pero aquel tierno brillo en los ojos de la mayor la hicieron desviar la mirada, molesta consigo mismo.

― ¿Qué importa? ― No quería admitirlo, Sana lo notó.

La castaña se paró de puntillas y logró darle un beso a Jihyo en la comisura de sus labios, debido a que la más baja había presentido su presencia lo suficientemente rápido como para que no tocará directamente sus labios, Cosa que hizo a Sana fruncir el ceño y a la extranjera reír.

― Idiota. ― Sana golpeó sus costillas y puchereó.

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❝𝟐𝟏 𝐁𝐄𝐒𝐎𝐒❞ ── ( 𝐒𝐀𝐇𝐘𝐎 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora