IV. La sanación de las flores

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Después de una larga caminata y búsqueda, finalmente encontraron a Baekhyun cerca de una pequeña arboleda. Los cielos se habían sosegado tras horas de llovizna y ahora estaban cubiertos por nubes grisáceas.

Baekhyun se había calmado, notaron Félix y Chanyeol compartiendo una mirada silenciosa a varios metros del chico sin irrumpir en su espacio personal. Estaba de pie frente al tronco de un árbol; se había descalzado, removido la capa y aflojado la camisa, y sus pertenencias yacían sobre el pasto. Entonces, de la nada, rodeó el tronco con sus brazos lo más que pudo.

—¿Ahora qué hace? —preguntó Félix—. ¿Está buscando pelea o algo así?

Chanyeol estaba igual de desorientado que él y no sabían si sería apropiado acercarse o no, así que se limitaron a observar las extrañas acciones del brujo, quien permaneció durante varios minutos abrazado al árbol con los ojos cerrados hasta que inspiró profundamente y dejó ir al tronco.

Cuando volteó y se percató de sus presencias, no hubo una sonrisa habitual de bienvenida, pero Chanyeol se sintió conforme al verle el semblante más pacífico que los invitaba a acercarse.

—¿Querías luchar con el árbol, brujito? —inquirió Félix volando hasta él con una flor en manos que había encontrado arrumbada en el pasto, pues la tormenta la había arrancado. Baekhyun la tomó agradecidamente y la reincorporó a la tierra, haciendo crecer sus raíces.

—Cuando una sobrecarga emocional me embarga, abrazar un árbol libera toda esa energía acumulada —explicó, de cuclillas sobre la tierra húmeda.

—Si pudiera abrazarte fuertemente, créeme que lo haría.

Félix se abrazó a su dedo índice, rodeándolo apenas con todas las fuerzas que poseía, dejando a Baekhyun sorprendido e intensamente conmovido de que esa hadita insurrecta y melodramática estuviera consolándolo. Sus ojos se volvieron medias lunas cuando sonrió entre las ganas de volver a llorar. Sorbió su nariz roja por el llanto y dejó que Félix le transmitiera toda la tranquilidad que deseaba por él.

—No puedo abrazarte como se debe, Baekhyun. Ojalá hubiera alguien que sí, ¡oh!

El hada se llevó una mano a la frente dramáticamente, como si tal cosa fuera una tragedia sin salida. A dos metros de distancia permanecía un rígido Chanyeol que no sabía hallar el momento oportuno para decir algo. No es como que debiera. No es como si quisiera involucrarse más con un desconocido, pero se trataba del hijo de Eunji y no podía hacer de la vista ciega, ella no se lo perdonaría allá donde su espíritu estuviera.

Pero aún seguía siendo un ajeno de las prácticas humanas. El haber cohabitado con personas durante un tiempo no significa haber convivido.

Sin embargo, no hizo falta decir nada, porque Baekhyun se acercó a él y extendió sus brazos. Chanyeol profundizó su ceño sin entender lo que hacía.

—Abrazo —pidió Baekhyun. ¿A dónde había ido su vorágine de palabras que ahora se extralimitaba a musitar una sola? Acaso se habían decantado entre la tierra, haciendo florecer tallos que se enredaban en cada extremidad del gigante, sobre su pecho y en torno a su cuello.

Quizás es por eso que se le atascó la respiración en cuanto Baekhyun cerró la distancia que los separaba y rodeó su cintura, hundiendo el rostro en su fornido pecho. Chanyeol, lejos de saber corresponder a un acto que en su vida se había suscitado, se quedó rígido como el mismo tronco de árbol. Dejó que Baekhyun aspirara todo de él que considerara necesario, que lo apretujara extrayendo todo el calor corporal que había estado anhelando hasta que estuviera satisfecho, sin saber que Baekhyun nunca terminaría de estarlo.

A lo lejos Félix le hacía señas con vehemencia para que abrazara de vuelta, cosa Chanyeol pudo interpretar a duras penas. Cubrió los hombros de Baekhyun con sus propios brazos y lo atrajo involuntariamente hacia sí, sacando un jadeo en el chico por el inesperado movimiento. No le molestó. Por el contrario, le permitió retener en su memoria el aroma de Chanyeol a hierbas y almizcle. Frotó su rostro contra los pectorales del gigante y pudo sentir su carga emocional nivelarse.

The land of the giant beast ; chanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora