Parte única.

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Un tropel de personas en medio de una de las calles más transitadas de Seúl no dejaba siquiera pasar a los automóviles que comenzaban a pitar desesperados, como si con ello fuesen a volar llegando a tiempo a sus hogares y trabajos. Era sin lugar a dudas todo un espectáculo, no podían escuchar siquiera sus propios pensamientos. Había mujeres gritando alarmadas, hombres sosteniendo sus celulares para grabarlo todo, y niños haciendo rabietas después de que sus padres no supieran lo que era mantener la distancia luego de presenciar un accidente de tránsito.

Habían atropellado a una mujer que cruzaba la calle de forma imprudente. Ella estaba apresurada, cargaba con algunas compras del supermercado en el momento del impacto, y ahora las cajas de leche que obtuvo se encontraban esparcidas por el suelo, destrozadas. Era una imagen desoladora, pero la mujer no se hallaba tan mal, estaba consciente, no obstante tenía un poco de sangre en la frente, aunque lo mínimo para un accidente que daba la impresión de ser mucho más grave.

— ¡¿Podría alguien ayudarla?! — Gritó una chica joven, llevaba el uniforme de su trabajo, posiblemente era cajera.

Entre la multitud que no servía para nada, un chico alto que vestía completamente de negro se destacaba. Era alguien particular, tenía el cabello oscuro, de un largo que le llegaba a los hombros, aparte de usar varios aretes grandes y llamativos que parecía haber comprado en una tienda de baratijas. Llevaba sombra negra en sus ojos, así como también pintó sus uñas del mismo color. Sus tatuajes, por otra parte, eran una característica que espantaba a los presentes, parecía tener un pequeño campo de fuerza rodeándole. Nadie se le acercaba.

El chico peculiar levantó su mano, tenía un gesto aburrido en su rostro, aunque sus ojos brillaban interesados.

— Bueno, si de algo sirve, soy nigromante.

Las personas que entendieron lo que quiso decir dieron un grito ahogado, llevándose las manos a la boca, impactados por la declaración tan irrespetuosa que acababa de soltar.

Un nigromante se dedicaba a la magia negra, donde utilizaban cadáveres o pretendían invocar a los muertos, como algunos sacerdotes famosos en el pasado. Era una práctica terrible, a la gente no le parecía correcto bromear sobre eso. Todos suponían que debía de estar siendo burlesco, pero él hablaba en serio y no encontraba lo terrible en lo que había dicho.

El nombre del nigromante era Jeon Jungkook, aunque sus intentos por realizar magia negra siempre fallaban. No entendía la razón por la cual seguía equivocándose, pero eso no lo detendría y sus intentos no acababan. Insistía en que sería el mejor en la materia, pero le daba pena todo lo que tenía que ver con la muerte. Lloraba mirando películas de romance donde algún protagonista moría dejando a su pareja atrás, también cuando fallecía una mascota. No importaba si aparecía por un minuto en un filme que duraba dos horas, él lloraría y recordaría la escena todos los días de su vida.

— ¡Vete de acá, brujo! — Lo empujó una anciana con su bastón. Ella era pequeña, pero los golpes dolían y Jungkook retrocedió de inmediato.

— Pero si ella preguntó, no es mi culpa, yo sólo quería ayudar en algo. Si se muere, podría...

— ¡Fuera de aquí antes que llámemos a la policía! — Gritó otro hombre, y Jungkook tuvo que reír porque el comentario le pareció gracioso y sin sentido.

— Por favor llamen a la policía. ¿O quieren tener a la mujer tirada en medio de la calle todo el día? — Se oía burlón, pero estaba siendo serio. Sabía que tendría que marcharse rápidamente antes de que le atacasen sin prestarle cuidado a la persona accidentada. No le gustaba ser el centro de la atención, y tampoco que olvidasen algo tan importante como a alguien que estaba sangrando en la calle.

EL NIGROMANTE 死 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora