Texto De Otro Adolescente Sin Vida.

Una Maldita Moneda

Este fragmento va a ser publicado tal cual, una parte escrita y publicada el mismo día o bueno en su defecto en al tiempo de terminarla ya que solo le revisaré la ortografía mientras valla escribiendo. Dicho esto continuo con el texto
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      Hace tiempo no escribía en la madrugada, se siente extraño esta vez y aun mas al hacerlo directamente en la pantalla cuando acostumbro al teclado del ordenador y preferiblemente el bolígrafo y mi libreta, esta ya se ha quedado sin páginas así que no se si compraré una nueva o daré fin a todo esto de una vez por todas.

     Devuelta a la casa donde todo empezó, vi ese arbol con el mismo temor y deseo de aquella vez, y me arrepiento de no haber cerrado la puerta de enfrente o de asegurarme de que no llegara, - da igual de que sirve arrepentirse de algo así - insisto en el continuar dándole un paseo a la memoria de otros tiempos. Ese techo que cuando pequeño me parecían tremendamente altos, esos muros que para mi eran innecesariamente gigantes, las baldosas gastadas de la cocina y todo lo que tiene que ver con   esta casa llama a la memoria como la carnada a un pez.

  Termine mi recorrido, callado y sin nada mas que hacer me di un buen baño y cambie mi vestimenta, me dirijo ahora al arbol pero no para lo mismo que la última vez, descanso mi cuerpo al sentarme en su precaria sombra y observo a mi alrededor para luego quedarme un rato

- me picoteo una gallina, aun no entiendo por que siguen teniendo esos animales tan molestos, posiblemente si sean los parientes mas cercanos a los dinosaurios. No se que tan real sea eso pero si es seguro que heredaron su agresividad, no son conscientes de su tamaño. -

Trate de hacer algo productivo después pero al parecer soy un procratinador muy idiota (normal) y me limite a hacer limpieza básica en TODA (limpie hasta el techo he hice algunas reparaciones) la casa, y a organizar mis cosas para no estar sacándolas de la maleta cada que me quiera dar un baño.

     Toco el tema del estudio mi abuela, pude ver la decepción en sus ojos cuando le dije:
"No tengo esperanzas de graduarme"
Me corrigió como todo aquel que alguna vez me escucho hablar como un gran conocedor de cualquier tema aleatorio:
"NO, tu eres muy inteligente..."

"¿Pero por que si eres muy capas?..."

"¿como es que puedes ir mal?..."

No saben el gran mal que me hacen
al decir que soy bueno en algo. Piénsenlo dos veces antes de esperar algo mejor de mi, alguien que solo
se mantiene con vida gracias a que no desprecia tanto su existencia como para acabar con ella así como así, solo para que las personas a quien mas aprecia no tengan que asistir al funeral del ser mas idiota del planeta.

    Después de un sermón de 30 minutos volví a la habitación en la que me quedaría durante los próximos días, no recordaba el calor que hace en esta zona del país. Me dio un golpe de calor y estuve otra media hora tratando de no morir por desidratacion, al final como si nada hubiera pasado continúe con el resto día.

     Mas tarde en el anochecer, mientras estaba husmeando entre mis viejos libros encontré una libreta, mi libreta blanca y lo interesante no fue que estuviera en el lugar que la deje, tampoco que nadie la halla encontrado, fueron unos poemas que le escribí a la chica que veía en mis sueños y que ahora pienso que fui un gran iluso al no ver todas las probabilidades, pensar en que solo era un disparate mas de una mente revuelta.

    Salí de mi casa, en esa libreta había una moneda, era una señal o quizá solo suerte -no me importo la verdad- fui a una tienda, compre mentas, volví a casa, fui al patio trasero, escale un muro y me senté en el techo mientras atardecia, atragantandome con el dulce de sensación fría, quise tomar una foto y mi mano tembló, rompí en llanto de inmediato y me dije:

"Es verdad... esto ya no lo hago..."

Pude haber comprado algún otro dulce, pero te maldigo suerte por hacerme recordar el sabor de sus labios, todo por solo tener Una Maldita Moneda