Chapter 1

698 38 5
                                    

— ¿S- Sanji...kun?

— Malditos bandidos... Solo buscan pelea... ¿Eh? ¡¿Pasa algo mi querida Nami San!?

— E-estoy mareada. — La pelirroja por alguna razón sonrojada empezó  a tocar su de repente palpitante pecho. — Me siento rara.

— ¿Te encuentras bien? Esos malditos no te han hecho nada verdad?! — dijo mirando cuidadosamente cada parte de su cuerpo — Estas roja... Hace algo de frío para estar así de descuidada, alomejor has cogido un resfriado...

A continuación prosiguió para quitarse rápidamente el abrigo de cocinero que siempre llevaba y colocarlo en hombros de la chica.

Una acción tan común hecha normalmente por ambos hizo que Nami se pusiese a temblar, cambiando los colores de su rostro cada vez más al momento que su compañero la tocara.

— ¡S-Sanji Kun esto huele a ti! No p-puedo...

— ¿¡Nami-San?! — lo siguiente que vió fué a una Nami apunto de caer si no fuera por su rápida acción de sostenerla — ¡Aguanta te llevaré pronto al barco!

Así con la velocidad del cocinero la cargó en brazos para poder llegar al barco lo antes posible y que Chopper la atendiera. En su mirada se podía notar la furia que tendría si resultaba ser uno de esos bandido que les habían tratado de robar unos minutos antes si no fuera porque eran unos debiluchos.

Abrió la puerta del doctor nada más llegar y la puso en la camilla para explicarle el raro comportamiento y los problemas que habían tenido. Para mala suerte Chopper solo le dijo a Sanji que se tranquilizara y que saliera de aquella habitación por el momento, lo llamaría cuando acabara de revisarla.

Después de aquella escena todos se juntaron en círculo a la puerta cerrada del doctor obviamente preocupados, algunos ya poniendo la oreja a la madera por si podían llegaban a oír algo.

— Todo este drama por el idiota de cejas torcidas y la bruja, seguro que no es para tanto. — Bostezo como último Zoro, que a pesar de lo dicho también esperaba cansado a que la puerta se abriera.

— ¡Calla pelo musgo! Acaso no recuerdas la última vez que vimos a Nami enfermar?! Casi la perdemos por completo si hubiésemos tardado unos días más.

Ya más de dos años desde aquel suceso que no se pudo olvidar.

— Nami suele ser de las que se calla sus cosas, crees que fué como la última vez? — Los miró el capitán.

— Ella guarda sus problemas para no preocupar precisamente, si hubiese notado que algo iba mal habría acudido a Chopper de inmediato. — Habló Robin.

— No conocí a Nami-San en sus primeros días pero pude notar cuando me uní que guarda un gran cariño y confianza ante todos. Opino igual que Robin, actualmente no se guardaría algo así. — Habló también un sentado esqueleto tomando su té.

— Ah. — Está vez suspiró Ussop. — Es verdad, con lo testaruda que es seguro que no querría volver a ser una carga por no mirarselo antes.

Aquella conversación fué haciendo sobre pensar más a Sanji, la duda de que había sido él quién no la había protegido lo suficiente, que por su culpa muy probable había sido en aquella ocasión que salió afectada, eso lo hizo ensombrecer sus ojos, quería arreglar aquellos asuntos.

Ella era fuerte pero aún así el hecho de haber salido herida en su presencia era algo que no podía perdonar, aunque aún sin haber estado ahí lo habría hecho.

— Perdón, voy a salir unos minutos.

Poco después se abrió la puerta saliendo así una viva Nami que era quien había decidido tomar el pomo.

— Pero Nami! Lo que dices no tiene sentido...

— ¡NAMI! — Gritaron todos de golpe saltando sobre ella.

— ¿Eh? Pero se puede saber que pasa? ¡Luffy no te pegues! — le dio un golpe viendo que era quién más estiraba su cuerpo a ella.

— Podría informarnos Doctor-Kun?

— No tiene ningún síntoma raro y la única explicación que me a dado es que le había dado el calor, no estamos en un tiempo caluroso ni tiene ningún resfriado.

— ¿Osea que ahora está bien? — Miró Robin a la divertida situación que estaba teniendo su navegante junto a sus nakamas.

— Se podría decir, aún así le diré de volver a la mañana para comprobar de nuevo por si las dudas. Por cierto ¿Y Sanji? — Preguntó al ver que era el único que no estaba reunido ahí.
— Hace poco que salió del barco, lo noté algo distraído.

— Sanji me contó que antes de eso unos hombres trataron de robarles, pero no tiene ningún daño. Alomejor se siente culpable de ser el único que estuvo con ella cuando se desmayó.

— Ya veo. — Robin acabó la conversación para prestar atención a una mirada que empezó a acechar desde que se pronunció dicho nombre. — ¿También está preocupada navegante-San? — Preguntó sin quitar una sonrisa de la cara.

— ¿¡Ehh?! Porque debería estarlo? Yo no sufrí daño y él tampoco. — Giró su cabeza en señal de que no le interesaba.

— Ese idiota era el más preocupado, dónde diablos se a metido después de haber creado tanto alboroto.

Palabras que hizo abrir los ojos a la pelirroja, algo que la hizo sentir demasiado bien para su parecer y algo que no sabría como explicar. Sin embargo la duda de porqué no estaba ahí le comió la cabeza ¿Porqué no esperó por ella? Una pregunta que normalmente le habría dado igual la respuesta.

Quizás solo tenía hambre y ese tonto no estaba para servirle, fué lo que pensó.

El día anocheció poco después y todos siguieron por su cuenta hasta que el faltante volvió a pasar por la borda, esta vez acompañado de dos apalizados hombres que cargaba por una cuerda.

— ¡¿Sanji!? Sabes que nunca hemos prohibido tener esclavos humanos pero est-

Una patada fue volada hacia el francotirador.

— Calla idiota, són los imbéciles que nos atacaron a Nami y a mi antes. ¿Ella a despertado?

— Todos te esperábamos para cenar, auch... — Se quejó Ussop mirando su nariz que había sido atacada.

— Shi shi shi, Nami está encerrada en su habitación haciendo mapas ¡Dice estar bien! — dijo después de ponerse a jugar con el pelo levantado de uno de los hombres heridos. — ¡Mira que divertido jajaj!

— Voy a ir a verla. Ussop, Luffy, vigilar que no se muevan y luego me encargaré de una mejor forma de ellos. — Miró con unos escalofríos ojos a los ya cansados bandidos que no dejaban de temblar.

Hechizo | SanNaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora