Adiction (Senku y Tú) Dr. Stone

8.

Caí al suelo de rodillas. Senku acababa de morir, delante de mis ojos.

Taiju llegó a su lado en menos de tres zancadas y Yuzuriha lloraba sin poder evitarlo.

Mi corazón latía desenfrenado y apenas podía respirar, me estaba mareando, él no podía haber muerto.

— ¡Senku! —la voz de Taiju me despertó de mi trance— ¡Responde! —lo escuché gritar, parecía estar llorando— ¡Respóndeme, por favor!

Mis ojos, ahora cubiertos de lágrimas se dirigieron hacia Tsukasa, quien les daba la espalda a mis amigos.

A lo lejos escuchaba a Taiju gritar, pero mi cerebro no llegaba a procesar sus palabras.

No sé en que momento me levanté, pero me dirigía hacia Tsukasa. Si las miradas mataran, él se encontraría treinta metros bajo suelo.

— No sufrió. —soltó Tsukasa, todavía no me había visto— Sugiero que como sus amigos, os despidáis como es debido. —acto seguido se giró hacia Taiju, pensando que lo atacaría, pero no contaba conmigo.

— Adiós, gilipollas... —mi pie aterrizó justo en su espalda, el castaño cayó al suelo, aproveché y me coloqué junto a mis amigos.

Taiju en ese momento agarró una roca. De mientras Tsukasa se reincorporó apuntándonos con su lanza.

— Lo siento, chicas. Si hace falta... —Yuzuriha sonrió, no me entero de nada, parece que llegué a la mitad de la conversación.

— Está bien, Taiju. —el castaño se giró a verla— Los cuatro lo prometimos. —ella miró hacia arriba, a mí se me escaparon más lágrimas de las que desearía haber contado— Seguro que funcionará. Tiene que hacerlo.

— Sí. Gracias, Yuzuriha. —mi amigo apretó el agarre de la roca y la lanzó a unos cuantos metros al aire.

Tsukasa pareció extrañarse por un momento pero bajó la mirada hacia mi compañero.

Oh, Taiju. Que listo eres.

Yu y yo salimos corriendo hacia la pólvora. Dudamos quien, pero al final la lanzó ella, estoy segura de que yo habría fallado.

La pólvora impactó contra el pie de nuestro enemigo, pero ese era nuestro propósito.

Agarré a mi amiga del brazo y la tiré hacia Taiju y... bueno, Senku.

Una explosión no tardó en aparecer ante nuestros ojos.

— Adiós, Tsukasa. —gritó mi amigo para acto seguido tomar el cuerpo Senku en brazos y salir corriendo, las dos le seguimos sin pensarlo.

Antes de que la explosión terminase, nos encontrábamos corriendo por el bosque, mis nervios estaban a flor de piel.

Si a Tsukasa se le ocurría perseguirnos estaríamos perdidos. No controlo los nervios igual que el pelipuerro, no sabría que hacer.

— Sí, Senku, tú mismo lo dijiste. —parecía algo emocionado— Si debemos huir, lo haremos juntos. No me importa lo que digan. —unas pequeñas lágrimas se le escaparon de los ojos— ¡No estás muerto!

— Nunca moriría teniendo en sus manos el objetivo de reiniciar la civilización. —interrumpí para dar un poco de esperanzas a la situación, pero yo estaba igual o más nerviosa qué mis amigos.

Ambos me miraron con una sonrisa triste.

Al cabo de un rato, paramos para descansar. Y porque había empezado a llover.

Taiju no paraba de intentar revivir a Senku haciéndole un masaje cardíaco, pero era en vano.

— Masaje cardíaco. Ni siquiera sé si lo hago bien, pero debo hacerlo.