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Beomgyu soltó un fuerte gemido ahogado. Había sido penetrado de manera doble.
Sus dos alfas tomaban sus piernas que temblaban al sentir cómo dos dildos de un grosor no tan grande se habría paso en su estrecho ano y de una manera rápida empezaban a embestirlo.
Gimoteó. Sus ojitos se llenaron de lágrimas y cada mejilla suya se coloreaba de un rosa fuerte.
— P-paren... Por favor, par- Su suplica fué interrumpida por la boca de Soobin, quien besó sus labios con deseo, mordiendo y chupando el labio inferior del menor.
Yeonjun solo podía observar cómo ambos dildos llenaban el gordo culo de su pequeño osito violentamente.
Los alfas sabían perfectamente que Beomgyu era alguien masoquista, amaba ser tratado con rudeza y sin piedad, pero a veces no media mucho sus deseos.
Pronto su próstata fué tocada, empezando a soltar chillidos combinados con gemidos que parecían gritos, sus ojos se pusieron en blanco. Trató de parar las muñecas de sus alfas con ambas manos suyas, pero fué peor porque gracias a eso, subieron la velocidad.
Sus venas se marcaban en sus gruesos brazos, ambos estaban sin camisa y con el cabello desordenado. Beomgyu al ver aquella imágen tuvo un estado de extasis puro, corriendose rápidamente.
Su pecho subía y bajaba de manera rápida, siendo golpeado por pequeños espasmos corporales.
Ambos dildos fueron retirados de su interior, sintiendo un vacío.
— Maldita sea, tengo celos. – Dijo Yeonjun, mirando a Beomgyu, quien estaba echo un desastre. — Espero algún día darte un orgasmo tan bueno cómo éste.
— Dos jodidos dildos fueron mejor que mi pene. Me siento realmente mal. — Siguió el otro alfa.
El omega soltó una pequeña risa, tratando de reincorporarse.
— Me han dado mejores. – Les dijo, tomando sus rostros para dejar un beso en los labios de cada uno. — Hice flan de vainilla, ¿Quieren?
Ambos alfas respondieron al unísono, comportándose como infantes.
Beomgyu sólo les miró con amor, ambos ahora lo estaban abrazando, sintiendo la calidez de sus alfas.
Si uno es bueno, dos es fantástico.
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