El llanto de un corazón roto II

5 0 0
                                    

Pasó un año.

Un año en el que no supe absolutamente nada de ti.

Mentiria si dijera que me fue imposible olvidarme de ti, porque realmente lo hice. Aunque una parte de mi sabia que existías y te extrañaba. La incomodidad se hacia presente cada que pensaba en ti.

Como era posible que eso fuera por la razón más extraña: desconocía mis verdaderos sentimientos por la simple razón de que en ocasiones pensaba y confundía la realidad que atormentaba a mi mente. Fue especialmente trágico por el letargo siendo atacado por mi necesidad de saber que seguía viva, que aun podía sentir,

Desde la lejania solo atinaba a preguntarme si realmente podía conjugar el verbo amar con tu nombre en la misma oración, preguntándome si mi herida ya había sanado. Por un instante, entonces, me permití sentir aunque con recelo. Sopese las decisiones de un sentimiento premeditado con la mera idea de que aun me quedaba una razón para que mi vida tuviera calidez en los momentos más oscuros de los meses.

No obstante, pensé en la idea de que poco a poco había alguien mas que eclipsaba a mis propias ideas, con la mera idea de la llegada de un diciembre.

Me sentía un como alertada por la simple idea de tener que atravesar una vez mas el horror del ultimo mes, como si la soledad me sofocara y me obligara a observar la misma imagen de felicidad que tristemente solo se me condeno a no formar parte, como si no la mereciera.

Así como los meses pasaron, también lo hicieron las personas. Hasta que mágicamente llegó tu mensaje, uno que no sabía que podría recibir aun cuando paso un año entero.

Acordamos y nos vimos.

Aunque diría que mi corazón se termino de fragmentar y me di cuenta de que era una absoluta tonta que si pudo esperar un año, por supuesto que lo haría una hora mas en ese solitario centro comercial por que quien demonios se vería ahí entre semana apenas pasadas las 10? Sin embargo, no me pude negar.

Mi nerviosismo me hizo levantarme desde temprano, desayunando y arreglándome con la idea de lucir bonita, improvisé un maquillaje y utilice mi ropa más cómoda. A decir verdad, me tome mi tiempo aun cuando sabía que iba super tarde y encontrarme que mi estúpida corrida por los puentes fue en vano.

Te busque en las tiendas, en personas que tal vez podrían ser tu y me detuve un momento a leer mis poemas por si alguno calzaba con tu silueta. Una chica se me acercó y me advirtió de su presencia aun cuando yo no me negué a escucharla. Era una representante de una fundación sobre cáncer y distintas cosas, donativos desde distintos valores y a mi simplemente me importo poco que le regalara 50 pesos con la esperanza de que no me vieran la cara de estúpida. Y en ese instante dije "lo que sea si es que así llegas" claro, solo en mi mente, pero si lo pienso, la verdad aun me aferro a que sea real esa fundación.

Como sea, me puse a escribirte un poema, y por un momento temí que te haya ocurrido algo ¿un accidente? Ese fugas pensamiento me atravesó el corazón una vez mas, pensando que estaba siendo egoísta. Tal vez se debiera a las cosas trágicas que leo una que otra vez en mi soledad habitual.

Y continua con mi escritura, sintiéndome desesperada por la necesidad de cerrar un capitulo mas en mi vida. No paraba de ser la chica extraña de la banca que volteaba buscándote entre las pocas personas que había en la plaza, hasta que pasó una hora y me encontré con tu alta figura siendo acompañada de alguien solo un poco menos alto que tu.

Vi que no habías encontrado mi escondrijo así que me acerque y te salude, esta vez no llevabas tu cubrebocas y te veías como te recordaba. Me presentaste a tu papá y se despidió casi inmediatamente. Me contaste que habías tenido un incidente con el carro de tu papa y por eso tardaste tanto, un pequeño accidente pero nada realmente grave, solo el tiempo en el que la aseguradora se había tardado en llegar. Si me sentí egoísta, paseándome y pensando que me habías dejado plantada, cuando a ti te pudo haber pasado algo.

Pensamientos que nunca diré en voz altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora