El suelo de madera, las paredes rosas claro y el techo blanco, las cortinas de encaje ya amarillentas de encaje flanqueando las ventanas.
Todo aquello formaba parte de mi infancia. Los únicos cambios que había introducido alejandro se limitaron en cambiar la cuna por una cama y añadir un escritorio cuando yo creci.
Encima de esta había ahora un ordenador de segunda mano con el doble del módem grapado del suelo hasta la toma del teléfono próximo. Mi madre lo había estipulado de ese modo para que estuvieramos en contacto con facilidad.
La mecedora que tenia dedes niña seguía en el rincon. Solo había un cuarto de baño en lo alto de las escaleras que debería compartir con alejandro. Intente no darle tantas vueltas al asunto.
Una de las cosa buenas que tiene alejandro es que no se queda revoloteando a tu alrededor. Me dejo sola para acomodar mis maletas y me instalara, una hazaña que hubiera sido del todo imposible para mi madre.
Resultaba genial estar sola, no tener que sonreir ni poner buena cara; fue un respiro que me permitió contemplar a través del cristal la cortina de lluvia con desaliento y derramar algunas lagrimas. No estaba lista para llorar ahora, eso podría esperar hasta que me acostara y me pusiera a reflexionar sobre lo que aguantaba al día siguiente.
El aterrador computo de estudiantes del instituto Forks era tan solo trescientos cincuenta y siete, ahora trescientos cincuenta y ocho.
Solamente en mi clase de tercer año en Phoenxi, había mas de setecientos alumnos. Todos los jóvenes de por aquí se habían criado juntos y sus abuelos había aprendido a andar juntos. Yo seria la chica nueva de la gran ciudad, una curiosidad, un bicho raro.
Tal vez podría utilizar eso a mi favor si tuviera el aspecto que se espera de una chica de Phoenix, pero físicamente no encajaba en modo alguno. Quizás debería ser alta, rubia, de naríz perfecta, una jugadora de beisbol o tal vez una porrista.
Todas esas cosas clichés de quienes viven en el valle del sol.
Por lo contrario, mi piel esta ligeramente bronceada, mi cabello es castaño, mis ojos son marrones, mido 1.57 y no soy muy delgada, y desde luego, no soy una atleta.
Me falta la cordinacio suficiente para practicar deportes sin hacerme algún daño o dañar a alguien y hacer el ridículo.
Después de colocar mi ropa en el viejo tocador de madera de pino, me lleve lo necesario al cuarto de baño para asearme tras un día de viaje.
Contemple mi rostro en el espejo mientras me cepillaba el poco pelo enredado y húmedo. Tal vez se debiera a la luz, pero ya tenia un aspecto mas centrino y menos saludable.
Mientras me enfrentaba a mi piel bronceada en el espejo, tuve que admitir que me engañaba a mi misma.
Jamas encajaría y no solo por mis características físicas. Si no me había hecho una escuela de tres mil alumnos ¿Que posibilidades iba a tener aquí?
No socializaba bien con la gente de mi edad, bueno lo cierto era yo lo intentaba y aun lo intento.
Mi defecto es que soy algo impulsiva, hablo mucho y a veces digo lo que pienso y a veces es algo raro. Ni siquiera mi madre, la persona con quien mantenía mayor tiempo, estaba en armonía conmigo; no estábamos en el mismo ferrocarril.
A veces me preguntaba si veía las cosas igual que el resto del mundo. Tal vez mi mente no funciona como es debido.
Pero la causa no importaba, solo contaba con el afecto. Y mañana no sería más que un comienzo.
Aquélla noche no dormí bien, ni siquiera cundo dejé de llorar. El siseo constante de la lluvia sobre el techo no se detendría jamás.
Me tapé la cabeza con la vieja y descolorada colcha y luego añadí la almohada, pero no conseguí conciliar el sueño antes de media noche, no hasta cuándo paso al menos una o dos horas en las que al fin la lluvia paro del todo y se convirtió en un fino viento frío.
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A la mañana siguiente, lo único que veía a través de la ventana era una densa niebla y sentí que la claustrofobia se apoderaba de mi. Aquí nunca se podría ver el cielo, parecía una jaula.

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𝑇𝑤𝑖𝑙𝑖𝑔ℎ𝑡 «𝐂𝐚𝐦𝐫𝐞𝐧 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧»
FanfictionACLARACIONES: - Lauren G!P (Intersexual). - Algunos personajes no serán cambiados. - Actualizaré los sábados o domingos. - Estoy adaptando la historia del libro, no de la película. - Recuerden que la historia no es mía, solo la adapto porque me gu...