Capítulo 3

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—Damian en el bufé del Hotel—

Damian: Cielo, qué pocilga... —Se sirve un poco de comida y se va a una mesa vacía lejos de la de Cinco y sus hermanos.

Klaus: ¿Enserio ese pequeño delincuente es tu hijo? —Mira a Damian y luego se dirige a Cinco.

Cinco: Si, así que es familia y más te vale no ser una mala influencia para mi hijo o te mato. —Le amenaza.

Klaus: ¡Qué divertido! —Se ríe de Cinco y él lo fulmina con la mirada.

Diego: ¿Quiénes la madre?

Cinco: T/N. —Dice sin importancia y le da un sorbo a su bebida.

Diego: ¿Disculpa?

Klaus: ¿T/N? ¿Está aquí?

Cinco: Estaba. —Mira en la dirección donde T/N, estaba parada hace unas horas intentando llamar su atención—. Lo trajo anoche y luego se fue.

Diego: Típico de T/N. —Musita mientras mira a Damian—. Siempre aparece y desaparece cuando quiere. No se puede confiar en ella.

Klaus: No hables así de T/N.

Diego: No puedo creer que aún la defiendas. Ella ayudó a que te secuestran cuando el loco exnovio de Vanya intentaba explotar el poder de ella a su conveniencia.

Klaus: Si, ¿y?... Lo que no puedo creer es que ni siquiera pasara a saludarme. —Ofendido.

Cinco: Tranquilo, Klaus. Ella volverá.

Diego: ¿Enserio lo crees? —Lo mira con una ceja alzada.

Cinco: Si les soy sincero... —Mira hacia Damian asesorándose que no los escuche—. Lo dudo un poco.

Klaus: Me encanta este nuevo Cinco. Tan despreocupado.

Cinco: Bueno, ahora soy padre. —Alega con una sutil sonrisa de felicidad.

Diego: Hmm... No, esto no me gusta chicos. —Niega con la cabeza—. Tenemos muchas cosas importantes con las que lidiar para andar jugando a la casita.

Cinco: Lo sé, Diego. Y lo resolveremos como siempre lo hacemos, ¿Qué tan difícil puede ser cuidar de un niño?

>>5 Doritos después...

Cinco: Mierda... —Tirado en el piso deja caer su cabeza al suelo del agotamiento.

Klaus: Hagas lo que hagas no lo encierres en un mausoleo, Cinco... —Murmura medio muerto. También estaba tirado en el piso con una pila de libros y un librero encima suyo.

Diego: ¿Y si lo amarramos de pies a cabeza? —Le sugiere a Cinco. Estaba tumbado a lado de él.

Cinco: ¿Y si mejor te amarramos a ti y te lanzamos a un río? —Le mira con su sonrisa psicópata en su rostro. Hiendo a defensiva por lo dicho de su hermano. —Eso no te gustaría o, ¿si?

Diego: No... —Le tiembla el ojo.

Cinco: ¿Habrá algún internado cerca? —Piensa al mismo tiempo que mira a la salida del hotel.

Viktor: Míralo como un "problema" más por resolver. —Le aconseja de forma calmada al mismo tiempo que le da una taza de café recién hecha.

Cinco: Un gran problema diría yo... —Le da un sorbo a su taza de café al mismo tiempo que mira a su mini versión sonriéndole de forma maliciosa. Para su sorpresa aquella sonrisa maliciosa le recordó a T/N, ladea la cabeza para disipar aquel recuerdo de ella. —Creo que me estoy volviendo loco... —Murmura para sí mismo.

Damian: Y esto no es nada. —Susurra.

Cinco: ¿Qué? —Se voltea precipitadamente mirando detrás de él, buscando a Damian. No estaba.

Viktor: Cinco, ¿Estás bien? —Toca su hombro.

Cinco: Damian...

Viktor: Damian sigue sentado en la mesa de billar. —Le señala.

Y efectivamente el pequeño seguía sentado en aquel lugar sin haberse movido.

Viktor: ¿Realmente estás bien? —Preocupado.

Cinco: S-si... —Confundido. —Vuelve su mirada a Damian. Creo que solo necesito dormir. —Se va.

Viktor lo mira irse para luego mirar a Damian. El chico le sonríe por alguna extraña razón ambos se llevaban bien.

Klaus: Odio esto... Yo debería ser el tío favorito... —Dice para sí mismo viendo como esos dos se miraban.

Diego: Si eres su favorito. —Se levanta para ayudarlo a quitarle el librero de encima.

Klaus: ¿Soy su tío favorito?

Diego: No, pero si eres su víctima favorita. —Le quita el librero de encima y le tiende la mano para ayudarlo a levantarse.

Klaus: Eso no es bueno. —Toma la mano de Diego al mismo tiempo que dirige su mirada a Lila que estaba a cierta distancia mirándolos.

Diego: —Suelta la mano de Klaus apenas conecta su mirada con la de Lila, dejándolo caer nuevamente al suelo. Lila le tira una navaja a Diego y este lo atrapa. — Ahora vuelvo... —Sigue a Lila.

Klaus: Si, tomate tu tiempo... —Se levanta torpemente y el chillido de la madera hace que voltee. —Oh, no. Otra vez. —El librero cae nuevamente encima suyo—. ¡Ugh!... Después de todo yo no iré a ningún lado... Agh...

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