𝑬𝒍𝒊𝒔𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉
Aún recuerdo esos días, días de verano en los que salíamos antes de la escuela e íbamos corriendo a nuestro lugar "secreto".
Una hermosa y pequeña cabaña de madera en medio del bosque.
Era mi lugar favorito mas bien nuestro lugar favorito, digo nuestro porque siempre iba acompañada de mi mejor amigo, Ethan. Él era un chico amable, simpático y sencillo. A pesar de que nuestra clase social era...un tanto diferente, como nuestras madres eran amigas de la infancia, nos mandaron a la misma escuela y así nos hicimos tan cercanos.Cada tarde sin falta íbamos a la cabaña, lloviese, nevase, granizase o lo que fuera.
Siempre pasábamos buenos ratos allí. Solíamos hablar sobre que queríamos ser de mayores.
Yo siempre decía que quería ser la mejor enfermera del país o incluso del mundo entero.
En cambio, Ethan se conformaba con tener una pequeña biblioteca en la que la gente pudiese entrar y disfrutar de un rato agradable de lectura.
Esos años fueron los mejores de mi vida. Sin embargo, todo aquello empezó a cambiar a la edad de 15 años.Ethan parecía cambiado.
Aunque seguía viniendo a la cabaña, ya no se le notaba tan cercano.
Intenté preguntarle sutilmente varias veces por qué actuaba así pero.. Él solo desviaba mis preguntas y cambiaba de tema.
Una vez me harté, le dije que si no me respondía empezaría a poner en duda nuestra confianza al igual que nuestra amistad.
Sabía que las personas a veces necesitan tener secretos. Cosas que sólo ellas sepan. Y, también sabía que cuando esas personas tengan la necesidad de confiarle su secreto a alguien más, lo harían.Pero.. Yo odio los secretos y es por eso que le insistí tanto a Ethan.
Cuando le dije aquellas palabras a Ethan, me quedé realmente sorprendida. Nunca le había visto con aquella expresion en la cara. Él estaba completamente.. ¡ruborizado!
Y, bajando la mirada, me dijo:–Esto.. Si de verdad quieres saber por qué he estado actuando así, ven a la cabaña de madera a las seis y media de la tarde y te lo diré.
Después de escuchar sus palabras.. Sentí una mezcla de emoción y extrañeza.
Emoción porque había conseguido que al fin me fuese a decir la razón de por qué actuaba tan extraño últimamente y, extrañeza, porque sentí que Ethan estaba haciendo un gran esfuerzo por decirme todo aquello. Y eso era extraño porque él siempre fue muy confiado conmigo y nunca le daba vergüenza ni le costaba nada decirme cualquier cosa que tuviese que decirme.
Mi respuesta a su propuesta fue un claro:
–Allí estaré.Nada mas finalizar la conversacion fuí directamente a casa.
Llegué a las seis, y, como siempre, había unos "invitados importantes" como solía decir mi madre.
Estos "invitados" venían para negociar "cosas que no les incumbe a los niños" como decía mi padre. Ya le dije varias veces que ya no era una niña pero a él parecía hacerle gracia que me molestara por estas cosas pero bueno, algún día lo entenderá.
Cortésmente saludé a estos "invitados" como me habían acostumbrado a hacer mis padres.–Bienvenidos de nuevo apreciados invitados.
–Oh! Elisabeth querida cuanto has crecido.
–Buenas tardes querida Molly. ¿Cómo se encuentra hoy?
–Ay querida mía, basta de formalidades jo jo jo. Bueno, me encuentro muy bien a pesar de la edad que tengo estoy mas salidable que una ensalada jo jo jo. ¿Y tú querida, como te encuentras?
–Me alegro mucho Molly. Yo me encuentro muy sana también. Bueno, voy a dejarles continuar hablando. Un placer volver a saludarles.
–Oh! jojo claro querida, ve y disfruta de tu juventud mientras puedas jojojo
–Jajaja está bien Molly, cuídese.
Nada mas acabar la conversación subí rápidamente a mi cuarto para asearme y cambiarme para salir al encuentro de Ethan en la cabaña.
Acabé muy rápido y salí corriendo para no llegar tarde.
Al llegar no vi a nadie a pesar de que faltaban cinco minutos para las seis y media.
Y, de repente..
–¡¡crac!!Me asusté como nunca antes.
El sonido era una rama que había sido partida, y, como no, el que la partió fue mi querido y torpe amigo Ethan.–Uy jeje se rompió. Quería darte una sorpresa jeje.
–Ayy Ethan, ¿Qué voy a hacer contigo? ¡Me has dado el susto de mi vida!
–Jajaja perdón, perdón jajaja.
–Bueno, basta de rodeos, dime, ¿Por qué estuviste actuando así de raro últimamente?
–Oh, vas directa al grano ¿Eh? Bueno, la razón es que...