Capítulo III

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𝑬𝒍𝒊𝒔𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉

–El lunes.

–¡¿El lunes?! ¡Quedan dos días!

–Bueno, sí pero piensa en positivo, podría ser menos así que tranquilo.–Dije sonriendo para calmar un poco la situación.

–Elisabeth, me estas diciendo que en dos días te vas a ir a no se dónde durante años y encima no puedo visitarte ¡¿Cómo quieres que me tranquilice?!

Me empezaba a cansar un poco su actitud, en realidad, me parecía que se contradecía y que era un poco exagerado. ¿No podía sólo alegrarse? Estaba a punto de cumplir mi sueño pero el sólo se fijaba en que me iré un par de años sólo piensa que lo voy a abandonar, sólo se fija en eso y no hace mas que quejarse, me empieza a sacar el genio...

–Mira, Ethan, ya vale ¿no? En vez de malgastar saliva quejándote guárdatela para otra ocasión. –Estaba a punto de explotar.

–¿Pero qué dices ahora?

–Te lo resumo, ¡¡Deja de fastidiarme y alégrate por mi!! Y si no puedes.. ¡dímelo y me voy para que así puedas seguir quejándote con la pared si quieres!
Ya te dije que esto es un sueño para mi, una meta que quería conseguir y ahora que tengo la oportunidad de hacerlo realidad nadie en este mundo va a impedirme conseguirlo.
¿Entiendes?–Creo que fui muy dura y directa con él pero si no se lo decía así de claro no lo entendería.

–E-entiendo.. Perdón.–Dijo bajando el tono de voz.

Después de esa discusión volví a mi casa para ir preparando las maletas.

                     ☁︎ ☁︎ ☁︎

Quedaban dos horas para que saliese el tren, estaba emocionada.
Vinieron muchas personas para despedirse de mí.
Vinieron algunos compañeros de la escuela, amigos de mis padres, mis padres, y algunos vecinos. Pero.. faltaba Ethan..;
Mis padres no dejaban de llorar diciendo que su pequeña hija se volvía mayor.
–Hija, por favor cuídate mucho– soltó entre sollozos mi madre.

–Si, si, me cuidaré.

–Y quiero que comas bien ¿me entindes? Nada de saltarse comidas por estar estudiando ¿vale?

–Que siii

–Y escríbeme muchas cartas ¿ok?

–Siiii
...
–Hija,-dijo mi padre– Cuidado con el loco ese.

–Sí padre, tendré cuidado.

–Si te lo encuentras no dudes en llamar a las autoridades.

–Está bien.

Pasó el tiempo, ya solo quedaban 10 minutos para que el tren saliese. Aún no aparecía Ethan. Empezaba a arrepentirme de haberle hablado así y de haberlo dejado plantado después de la discusión.
Pero, ya no podía echarme atrás.

–¡Pasajeros suban al tren!

Quería verlo y despedirme correctamente pero no podía abandonar el tren.
.

.

.
–¡Eli!, ¡Elisabeth!

De la nada apareció su dulce y suave voz.

–A buenas horas apareces majo– dije.

–Uff,uff espera, uff, toma.

Levantó el brazo torpemente hasta la ventanilla del tren y me dió una carta.
Recuperando un poco el aliento dijo..
–Léela cuando llegues allá ah y.. Cambiando de tema, perdón por lo del otro día, estaba sorprendido por la noticia y...empecé a hablar sin pensar, perdón.

–Tranquilo, te perdono, yo.. tampoco es que actuara de la mejor manera pero, en fin, te pido perdón yo también...

–Piiiiiiii Piiiiiiii

De repente el tren se empezó a mover.

–¡Ay!,–me sorprendí–¡adiós Ethan! ¡Intentaré venir algún día!

–¡Cuídate mucho! ¡Y si no te gusta el sitio puedes volver cuando quieras!

–¡Jajaja lo sé!

–¡Que te vaya bien!, mmm...¡Te quiero!

–¡¿Qué?! ¡No oigo nada!

El tren era muy ruidoso.
No logré escuchar la última frase que dijo pero bueno, no tendría mucha importancia, supongo..
Me limité a despedirme sacando la mano por la ventanilla.

                    ☁︎ ☁︎ ☁︎

Sólo pasó media hora desde que Ethan me dió la carta pero.. La curiosidad me mataba.
Quería leerla pero algo me lo impedía.
¿El qué? Tampoco es que le hubiese prometido que la leería al llegar, solo cogí la carta y no dije nada así que... Puedo leerla ¿no?
Así que... Vamos a ver que dice.
Empecé a abrir el sobre rojo, tenía una bonita flor blanca a modo de cerradura para que el sobre no se abriese.
Dentro había una bonita carta delicadamente doblada.
Saqué la carta y de ella se calló un bonito colgante de plata que Ethan había puesto junto al papel.
El colgante era muy bonito y elegante. Sencillo y práctico como a mí me gusta.
La carta tenía un leve y dulce aroma a rosas. Mis flores favoritas.
A continuación cogí la carta.

–¿Elisabeth?
Una voz conocida me interrumpió.
Giré lentamente la mirada.
Era él.
¡¿Cómo pudo encontrarme?!
...

Espero que os halla gustado este capitulo ✨.
Ya siento la tardanza 😆.
Ah, he puesto una canción por si la queréis escuchar mientras leéis 🌼.

𝑇𝑒𝑛𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑜 𝑃𝑒𝑟𝑑𝑒𝑟𝑡𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora