LorenaCorro lo más rápido que puedo en la oscuridad de la noche, escuchando como las hojas secas que yacían en la tierra, crujían ruidosamente ante cada pisada que daba. Mis pulmones quieren dejar mi pecho. El corazón me latía tan deprisa que podía sentir las palpitaciones en cada parte de mi ser. Mi garganta pedía agua a gritos y respirar comenzaba a ser doloroso. Sentía como mis piernas ardían. Las ramas de los árboles del bosque golpeaban mi rostro dejando diminutos cortes, y el aire helado de la noche golpeaba mi cuerpo. Las prendas que traía puestas no eran lo suficientemente gruesas como para bloquear el frío que me calaba en los huesos. Esquivaba cada árbol que se atravesara en mi camino tan fácilmente, tal cual si conociera aquel bosque como la palma de mi mano. Debía ser rápida y astuta, ya que me estaban persiguiendo.
Los caballos y el ruido de los jinetes gritando se hacían cada vez más cercanos; casi pisándome los talones. Tropiezo con una rama grande que se encontraba en el suelo. Caigo y me resbalo cuesta abajo por el borde de un desnivel de tierra. Me hago pequeñas heridas en los brazos con las ramas, hojas y piedras que hay en el camino. Logro sostenerme de un tronco hueco. Hago fuerza para entrar y esconderme en él. Me arde el cuerpo y siento como algunas espinas rozan mi piel. Ya no había tiempo de seguir. Si emitía sonido alguno, sería mi fin.
Me meto al tronco y agazapo mi cuerpo totalmente contra este. Me doy un momento para controlar mi respiración y tomo una bocanada profunda de aire. Noto que llevo puesta una capa de color azul marino y un vestido largo de color blanco, aunque ahora gris por culpa de la tierra. Un ruido hace que me alarme. Me siento atemorizada, con el corazón en la mano, pero no dejo que ese sentimiento tome el control de mí. Trato de encontrar una posición cómoda, pero al hacerlo, me pincho la mano con las espinas de una rama que se encontraba en el suelo. Suelto un pequeño grito agudo por la sorpresa, dolor y el susto que me provocó la situación. En un impulso de desesperación, cubro mi boca y nariz rápidamente con mis manos, al darme cuenta de que pude haber hecho que me descubrieran.
<<Le fallaste>>
Despierto completamente asustada y desorientada. Ese sueño había sido totalmente diferente esta vez. Mis brazos no responden y los siento entumidos. Me es imposible mover alguna parte de mi cuerpo. Mi mente ya está despierta, pero mi cuerpo simplemente no responde.
No puedo hablar y siento una presión en el pecho que no me deja respirar, como si alguien más presionara mi cuerpo con todas sus fuerzas contra la cama. Pongo mis pensamientos en orden en un intento de calmarme. Estaba teniendo una parálisis del sueño. Relajo mi cuerpo y me concentro en practicar respiraciones profundas y rítmicas. Cuando puedo mover los dedos de mis manos, comienzo a mover nuevamente mi cuerpo lentamente hasta tomar el control.
Estos sueños se convierten en pesadillas constantes que incluso a veces me da miedo ir a dormir. Me levanto de la cama y prendo la luz de la habitación. Después, voy por un poco de agua y trato de mantenerme despierta para no soñar. Me siento débil y tengo demasiado sueño pero ya no quiero dormir así que regreso a sentarme al borde de la cama.
Lo más raro de este sueño no era lo que sucedió. Lo más raro, era esa voz que escuché antes de despertar y, sin darme cuenta, otra vez ese sentimiento se apoderaba de mi. Ese dolor acompañado de soledad que te desgarra en el corazón el haber perdido a alguien.
En ese momento recuerdo una frase que escuché en algún lado.
"Cuando amas tanto a alguien y lo pierdes, solo queda un dolor inmenso, pero la intensidad de ese dolor nos recordará cuánto los amamos."
Me quedo pensando en aquellas palabras, tratando de recordar en dónde las había escuchado antes. No logro resolverlo, lo cual provoca una frustración en mi. Me tiro de espaldas sobre la cama y poso mis manos sobre mi estómago mientras observo las pequeñas grietas que el techo descuidado que la habitación tenía. Cierro los ojos para tratar de volver a conciliar el sueño y justo cuando estoy apunto de quedarme dormida, el sonido del despertador me desconcentra. Suelto un suspiro y me levanto a apagarlo. El reloj marcaba las 6 en punto de la mañana. Debía ya arreglarme para ir a clases. Ya no tenía tiempo para seguir durmiendo otro poco. No podía permitirme volver a llegar tarde, por lo tanto, me dispuse totalmente a prepararme. Esta vez llegaría puntual.
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Dark Academia
FantasiaLorena, Jackson y Emily compartían una vida antes de ingresar a la Academia. Solo que en esta vida no pueden recordarlo. Cuando tres personas comienzan a soñar una misma historia, ya no es coincidencia ¿o sí? Ese sentimiento los atormenta cada día...