Apestamos

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Alcance la mayoría de edad incluso antes de saberlo. Al menos emocionalmente, me parece que fue en la preparatoria donde comenzó esta sensación de madurez a destiempo, no es que me sintiera una erudita frente a mis compañeras, ni que me mofara de sus gustos, vamos que no importa en realidad qué edad tengas uno siempre será fanático de Bob Esponja, sino que más bien me sentía como fuera de ese espacio de música pop y adolescentes. Lo sé, la típica chica rara, pero la realidad es que era todo lo contrario, una persona bastante normal, haciendo bobadas con sus amigas de la escuela, como pirámides humanas o comer pizza hasta tener ganas de vomitar.

Cuando estaba en la escuela era una chica más, no era de las más populares, pero tampoco una marginada social, sabía moverme en un ambiente neutro, como solía decir Tin Tan, mi muy muy, ni tan tan. Cumplía con mis tareas, me aseguraba de hacer todas las flexiones obligatorias de la clase de gimnasia, y si mi mamá no estaba en casa me quedaba después de clases en el café del parque a charlar un rato con mis amigas. Era justamente en esos momentos fuera de la escuela donde me sentía desencajar, yo quería hablar de música y bandas como Taking Back Sunday o The Used, mientras que mis amigas solo podían pensar en Justin Timberlake y su melosa música pop, en serio que era una tortura escuchar ese tipo de música y bandas, o así lo sentía yo. La única persona con la que me sentía cómoda fuera de la escuela era con Jorge.

Jorge era un par de años mayor que yo, sentía que ya había pasado por todas esas bobadas de los 17 años y que su mayoría de edad le propiciaba una sabiduría inequívoca de como funcionaban las cosas en el mundo, o quizá simplemente me sentía a gusto porque Jorge era de esa clase de chicos que no hacía muchas preguntas. Nos habíamos hecho novios durante el verano, y ahora que regresaba para mi último año de prepa era la novedad el que tuviera un novio universitario, de Jorge me gustaban muchas cosas, empezando por su cabello rizado esponjoso, pero en realidad me había conquistado con sus recomendaciones musicales. Hasta cierto punto él me había abierto las puertas al mundo de la música moderna y eso se lo agradecía mucho, antes yo solo conocía a los clásicos como The Beatles, Queen, The Credence y algunos más que no dejaban de pasar nunca en MTV como los Red Hot Chilli Peppers o Green Day, pero la música de Jorge provenía de otros rincones, sus CD's eran importados, del tipo de bandas que una adolescente de 17 años como yo no podría conseguir ni aunque se lo propusiera. Jorge era el de los CD's y la música cool, yo solo era la desencajada con los discos de acetato, cuando papá y mamá se divorciaron este dejo su colección de vinilos en casa, dijo que era su legado para mí y que un día se lo agradecería, odio admitir que tenía razón.

Mamá era maestra de secundaria, eso significaba que su horario era similar al mío y que normalmente llegaba apenas unos minutos después de mi a casa, pero si ella tenía reunión o algo similar ese horario variaba, algo que pasaba muy a menudo, por lo cual yo siempre aprovechaba esos tiempos para estar con Jorge, la rutina era bastante simple, yo bajaba al café del parque con mis amigas y el pasaba a recogerme ahí, después íbamos a su casa y pasábamos horas encerrados en su cuarto. Mis amigas solían pensar que todo ese tiempo lo aprovechábamos para tener sexo ya que sus padres nunca estaban en casa, no les negare que en algunas ocasiones así era, pero no era el caso de todos los días. No es que no me gustara tener todo el sexo del mundo con Jorge, es que muy probablemente mi despertar sexual no estaba a la misma altura de sus expectativas como para hacerlo dos o tres veces en menos de dos horas durante cinco días a la semana. Es por lo que muchas veces el terminaba pasando la tarde frente al televisor jugando a The Legend of Zelda mientras yo utilizaba su computadora para recorrer páginas de las bandas que me gustaban en busca de información o fotos de ellos, supongo que en ese sentido no era tan diferente a mis amigas, me gustaba ver a los integrantes de mis bandas favoritas posar como todos unos rockstar en sus fotos. En realidad, esa era otra de las grandes ventajas de Jorge, el tenía internet en su computadora, yo no, cuando quería hacer cosas como esas normalmente tenía que ir a un cybercafe y gastar el poco dinero que tenía. Una tarde después de tener sexo, mientras buscaba desnuda nuevas bandas que escuchar y Jorge trataba de encontrar una película decente en la televisión le pregunte, ­­-¿Crees que esto sea la felicidad?

Rimel de MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora