Los colores del cielo carmesí del este

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El aspecto físico es muy importante en este país. Atributos como la forma del rostro, la altitud de los pómulos, el ángulo de la sonrisa y la figura de la nariz fácilmente podrían ser requisitos implícitos para subsistir perfecta y fácilmente en la sociedad. A Jimin nunca le ha importado demasiado su atractivo (quizá porque es consciente de que hay suficiente gallardía en sus facciones) y además, si le importara un poco más le habría pedido a sus padres que lo inscribieran al curso de natación y no al gimnasio de boxeo. Es decir: sí, tenía la garantía de conseguir ojos tan púrpuras como una uva madura, labios reventados e incluso había altas probabilidades de que perdiera varios dientes, pero él estaba dispuesto a tomarlo, él lo está. Gajes del oficio. Aún así se siente agradecido de que sólo los primeros dos golpes hayan aterrizado en su mandíbula y en uno de sus pómulos, el dolor es una perra que le entumece la cara. 

Los siguientes tres impactos han sido propinados en sus costillas, lo cual es excelente porque tal vez ya tendría la nariz rota si hubiesen sido de nuevo en su rostro, aunque bien, después de todo él esperaba conseguir esta mierda en este lugar, no podría ser de otra forma; el único problema es que no se suponía que tendría que ser así

"Menos de veinte segundos y ya estás en el suelo." Ríe el muy bastardo, su voz es como un eco. 

Hay un pitido resonando en los oídos de Jimin, pese a que su mente es como un rompecabezas intentando ser armado por un niño de cuatro años en este momento, se pone de pie con rapidez.

Le toma tres parpadeos ser consciente de la multitud que ahora le rodea; un mar de miradas cargadas de burla, un tsunami de gritos entusiasmados. 

¡Parte sus bolas!

¡La mariquita va a llorar!

¡Estás perdido, niño! 

¡¿Necesitas que alguien te muestre el camino a la guardería?!

¡¿Qué esperas, Tony hyung?! ¡Atraviesa su garganta!

¡Todavía puedes escapar, niño!

Bueno, es bastante obvio que no están del lado de Jimin. 

"Deberías prestar atención a tu oponente, no a los simios." La voz susurra a centímetros de su oído antes de que su quijada estalle en dolor, agudo y punzante. Con la velocidad de un respiro termina nuevamente en el piso; la muchedumbre celebra jubilosa mientras el sujeto se pone en cuclillas frente a Jimin. 

"Debo aceptar que tienes agallas, niño, cualquier otro novato habría huido de aquí como una cucaracha desde el primer golpe." Hay un brillo de presunción en sus pupilas. Jimin sabe que en sus propios ojos no hay otra cosa más que ira. "¡Vaya! Esa es una buena mirada. No sé si de verdad eres valiente, o quizá simplemente estúpido… Bien, te ayud…"

El puño de Jimin irrumpe contra la nariz del hombre, lanzándolo por primera vez al piso; la muchedumbre silba al unísono, muchos de ellos impresionados, sin embargo, los gritos de aliento a su contrincante no cesan. 

Jimin tiene suficiente tiempo para levantarse y andar un par de pasos lejos; el sujeto también lo hace, su rostro yace inclinado hacia su pecho, pero cuando se pone de pie por completo y dispara sus ojos hacia un desconcertado Jimin, opuestamente a lo que este último esperaría, no hay cólera en sus facciones, ni siquiera un poco de enojo. El tipo loco le observa con algo parecido a la aprobación (y suficiente sorpresa), su mirada combina con una media sonrisa, mientras barre la sangre que escurre de su nariz con el dorso de su muñeca. 

Road Of Resistance {m. yg + p. jm}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora