Capítulo 7 - día de helados

25 2 2
                                    

Salí corriendo de mi habitación perseguida por un diablo antes llamado Susana.

Para mi suerte a Susana nunca se le han dado demasiado bien los deportes.

Aún y así eso no fue suficiente para mí, ya que tropecé con los zapatos de mi madre y podemos decir que basicamente me comí el suelo.

Estaba acorralada. Susana se lanzó encima mio. Se puso a horcajadas sobre mi espalda y me agarró ambos brazos con una sola mano. Eso parecía una escena de 50 sombras de Grey.

Rapidamente empezó a acrivillarme a cosquillas. Empecé a reír con fuerza mientras intentaba librarme de Susana, ahora poseída por el mismísimo diablo.

-¡Para, para, para, sabes que odio las cosquillas!-gritaba yo entre carcajadas. Susana estaba fuera de si.

Finalmente, no se cómo conseguí que soltara una de mis manos y pude quitármela de encima. Al levantarme Susana se había calmado. Su cara ahora recordaba a un tomate. Realmente se esforzó en vengarse de mí por recordarle lo de pablo.

-¿Ya has vuelto en ti?- pregunté sarcástica. Susana me dedicó una mirada asesina fulminante. En definitiva era mejor no calentarla mas no fuera cosa que le diera otro ataque psicótico.

-¿Quieres ir a por un helado a la heladería?- pregunté intentando cambiar de tema.

-Emmmn no llevo dinero.- Me miró haciendo un puchero- Cómprate uno tú.-Se lo mucho que le gusta el helado a Susana. Sobretodo si es de dos bolas: una de cookies y otra de "pitufo". Realmente sigo sin saber de que esta hecho pero es azul.

-No te preocupes, yo te invito- guiñé un ojo.-Tú me invitaste la última vez, ¿No?-sonreí mientras miraba a Susana de reojo.

A ella se le iluminaron los ojos.
-Si insistes, aceptaré.- concluyó felizmente como si de una niña se tratara.

Una de las cosas que me gusta de Susana es que puedo enfadarme con ella y estar riendo junto a ella a los dos minutos sin ningún tipo de rencor. Es tan cariñosa que es incapaz de no vivir el momento. Si algún día se enfadara conmigo en serio... Yo... Estaría acabada.

Susana y yo bajamos alegremente las escaleras del bloque. Al salir fuimos cuesta abajo hasta llegar a una calle larga y llana que conducía a la plaza. En la plaza estaba la heladería.

Al llegar allí nos atendió un chico nuevo. Normalmente nos atendía una chica italiana.

Era un muchacho alto y delgado, que parecía bastante joven, con el pelo marrón oscuro, bastante rizado y desaliñado y unos ojos verdes que destacaban mucho en su cara de piel morena. Tenía toda la pinta de ser surfero.

-¡Hola!, ¿Qué quereis?- El chico se apoyó en la vitrina sonriendonos a Susana y a mí

Su voz era algo ronca. Además de eso también pude detectar algo de accento italiano en su manera de hablar.

-Yo quiero un helado en tarrina pequeño de "pitufo" y de cookies.- Dijo Susana convencida

-Muy bien- dijo el muchacho mientras se inclinaba para cojer el helado de la vitrina-¿Y tú?, ¿Qué quieres?-levantó la cabeza para sonreirme.

-ehhhm... No lo sé realmente hahaha.

-¿Te hago una recomendación?- le dió el helado a Susana.- Prueba el de manzana y el de yogur.- Concluyó seguro de si mismo

-¿Sí?-pregunté algo dudosa.

-Claro, son mis favoritos- dijo orgulloso.

-Bueno, entonces está bien haha, ponme un helado de manzana y yogur en una tarrina pequeña.-Confirmé confiando en su gusto

-Toma, aquí está.- dijo alargando su brazo con el helado en la mano.

Yo me dispuse a cojerlo pero nada mas tube la tarrina en la mano esta se me escurrió cayendo sobre mi camiseta.

-¡Oh vaya!-el chico salió de detras de la vitrina y se acercó a mí.- Ven conmigo.- dijo cogiendome del brazo suavemente.

Mientras me iba pude ver la cara de estupefacción de Susana ante la situación. Eso me hizo reír.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 23, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El vecino de abajoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora