El fin de semana ya había acabado, pero dejó lindos recuerdos para Souya, esos que probablemente iba a atesorar dentro de su mente.
Era innegable el estado de buen humor en el que se encontraba, todos a su alrededor podían notarlo. A pesar de la seriedad de su rostro, sus palabras eran aún más suaves y alegres que lo habitual. Souya caminaba por el largo y blanco pasillo del hospital y a su paso, las miradas se posaban sobre él sin disimulo alguno y las cabezas se inclinaban en forma de saludo. Angry respondió a todos y cada uno de ellos y apresuró su paso hasta llegar al salón que reunía a todo el cuerpo de cirujanos del piso, al parecer le estaban dando la bienvenida oficialmente al nuevo jefe. Alguien estaba dando un discurso pero Souya no prestó atención, le preocupaba más las noticias de twitter, las fotografías del evento pasado comenzaban a circular en las redes, temía aparecer en alguna de ellas y que alguien del hospital pudiera verlas. De ser así, estaría perdido.
El discurso continuó y Souya siguió en lo suyo, pero constantemente levantaba la cabeza y echaba un vistazo a su alrededor, tal vez estaba siendo paranoico, pero podría jurar que sentía la mirada de alguien sobre sí. Y no estaba mal del todo, desde que ingresó a la sala, su nuevo jefe no le quitaba la vista de encima; le miraba tan intensamente que si Souya se percatase de ello, saldría corriendo de allí.
Souya no escuchó nada de lo dicho en la pequeña reunión, tampoco era como si aquello fuese de su interés, estaba muy ocupado viendo las redes sociales y de un momento a otro, se percató de que sus compañeros abandonaban el salón y entonces también hizo lo mismo. Metió sus manos en los bolsillos de su bata y caminó lentamente hacia la puerta, pero sus pasos fueron detenidos al momento que sintió algo frío rozar la yema de sus dedos, jugueteó unos segundos con en objeto antes de extraerlo y ver de que se trataba. Su ceño fruncido se relajó al percatarse de que se trataba de un anillo que Smiley le había entregado esa mañana, lo dejó sobre su palma y lo examinó cuidadosamente. Era bonito y delicado, demasiado como para ser de un hombre, posiblemente era de alguna mujer. Pero eso no importaba, sólo que aún no comprendía porqué su hermano había insistido tanto en darle el anillo, pero tampoco le molestaba llevarlo, al fin y al cabo era un regalo de Smiley.
—¿No crees que debemos hablar? —Angry se sobresaltó al oír una voz a su espalda y giró rápidamente cuando sintió una mano ajena posar sobre su hombro.
—¿Disculpe? —Souya dio un paso atrás, escapando del agarre de ese hombre, al que reconoció como su nuevo jefe.
—Digo que tenemos una charla pendiente. —Su voz baja y ronca provocó que Angry tragara saliva, su imponente presencia lo hacía sentir pequeño y el color violeta que brillaba tan intensamente en sus ojos, parecía que podía ver a través de él. Si ese tipo quería hablar con él, sólo existía una razón: Smiley.
—¿A que se refiere, Dr…? —Souya estaba en problemas, no sabía el nombre de su jefe a pesar de que en las ultimas semanas solo había oído hablar de él. Su vista rápidamente posó en la bata del doctor donde tenía grabado su nombre— Dr. Haitani.
—¿De verdad vamos a hacer esto? —Rindou soltó sus suspiro, colocando ambas manos en su cintura.
—Disculpe, ¿podríamos hablar en otro momento? Tengo cosas que hacer, disfrute su estadía en el hospital. Ah, y bienvenido sea, Dr. —Angry no espero por alguna respuesta y avanzó lo más rápido que le fue posible en dirección a la enfermería. Su instinto le decía que debía huir de ese hombre, al menos hasta con hablar con Nahoya y asegurarse de que no haya pasado nada. Durante el fin de semana estaba tan concentrado en el trabajo que no tuvo oportunidad de hablar con él, así que no tenía los detalles de lo acontecido en la fiesta.
Rindou entrecerró los ojos sobre Souya al verlo marcharse y dejándolo con la palabra en la boca, su mandíbula se tensó y soltó un par de maldiciones entre dientes. No le quedó más remedio que retirarse del lugar y centrarse en sus ocupaciones, por el momento, Souya se había escapado de él, pero no sería por mucho tiempo; después de todo, iban a verse las caras todos los días por un buen tiempo.
Angry por su lado buscó desesperadamente a un hombre alto y con hebras azules dentro de la enfermería.
—Disculpa, ¿has visto a Shiba? —La enfermera movió la cabeza señalando la sala de descanso y Souya se apresuró a entrar en aquella sala, adentro estaba Hakkai aprovechando su hora de descanso para dormir en una de las literas.
—¡Hakkai, despierta! Tenemos que hablar. —Hakkai que tenía el sueño ligero, despertó apenas oyó su nombre.
—Hombre, para que vengas a mi debe estar sucediendo algo grave. —Hakkai se sentó en la litera y se pasó las manos en la cara, tratando de despejar el sueño.
—Diría que si, pero no sé. ¿Tú fuiste a aquella fiesta de bienvenida?
—¿Por qué iría? Soy enfermero, no tengo nada que ver con el súper sexy doctor con enorme trasero. —Ante lo dicho, Souya miró con rareza a su amigo, no era normal que hablase así de alguien más que no fuese Mitsuya—. ¿Qué? Así lo apodaron las chicas.
—Le diré a Takashi que le miras el trasero a otro hombre. —La risa de Hakkai no se hizo esperar y retumbó en la habitación, de vez en cuando, Angry también sabía hacer chistes y Hakkai era de las pocas personas que podía disfrutar de ellos.
—Eres increíblemente gracioso a veces, pero yo jamás miraría un trasero que no fuese el de mi Taka. Pero volviendo al tema, ¿qué pasa con el doctor?
—Es lo que me gustaría averiguar. —Souya se acercó a la cama y tomó asiento a su lado— Hace un rato dijo que quería hablar conmigo, y me miraba de una manera muy extraña.
—¿Extraña como?
—No sé, se veía como enojado.
—¿Crees que Smiley lo golpeó?
—Es increíble como siempre llegamos a las mismas conclusiones. —Y como si estuviesen programados con el mismo sistema, ambos se dejaron caer sobre el colchón y dejaron salir un largo suspiro.
No era como si Angry no hubiese pensado en la posibilidad de que Smiley haya hecho algo malo en aquella fiesta, pero a su vez, estaba más que seguro que su hermano jamás haría nada para perjudicarlo en su trabajo. Necesitaba hablar con Nahoya lo antes posible y saber que sucedió esa noche.
—Él no lucía lastimado… —Hakkai se limitó a reír, para posteriormente obligar a Souya a abandonar la cama. Ambos debían volver al trabajo y dejar de perder el tiempo, si alguien los descubriera allí, estarían en grandes problemas.
Souya tenía que volver a su piso, iba en dirección al elevador cuando vio a Rindou caminar en esa misma dirección. Sin, pensarlo, actuó instintivamente y se apresuró en tomar las escaleras, pero no pudo pasar desapercibido, Rindou lo siguió con la mirada hasta que desapareció de su campo de visión.
Rin soltó un suspiro de frustración y apretó los puños tratando de conservar la calma, no comprendía el porqué, pero Souya definitivamente estaba huyendo de él.
El resto del día no fue distinto, Souya huía cada vez que lo veía, incluso envió a alguien más a presentarle el diagnostico de un paciente suyo. Estaba colmando su paciencia y eso no era bueno, Angry estaba jugando con fuego y pronto se iba a quemar.
—Hakkai, ¿terminaste? —El antes mencionado lo miró con extrañeza, por lo general era él quien iba a buscarlo e incluso debía sacarlo a rastrar del hospital.
—Hoy has venido dos veces a mi, ¿es mi día especial? ¿A caso finalmente vas a declararme tu amor? —Angry hizo rodar los ojos y tomó el brazo de Hakkai para arrastrarlo hacia la salida.
—¿Podemos hablar en este momento, o me dirás que estás ocupado? —Rin se paró frente a los chicos, cruzando los brazos sobre su pecho.
Angry entreabrió los labios por la sorpresa, había estado evitándolo durante todo el día y pensaba que podía escapar de él. Pero Rindou apareció frente él, dispuesto a concluir la charla que tenían pendiente.
—Yo voy a esperar en el auto. —Hakkai se soltó del agarre de Souya y dio un par de palmaditas en su hombro antes de dejarlo a solas con Rin.
—Supongo que ahora no tienes donde huir. —Souya se abstuvo de responder y Rin movió la cabeza indicando que lo siguiese.
Ambos caminaron en silencio por el largo pasillo hasta llegar a la oficina de Rindou.
Souya lo dudó un poco, pero finalmente entró y enseguida pudo escuchar cómo la puerta se cerraba tras su espalda, avanzó un poco hasta alcanzar el escritorio y a su vez Rin caminó hasta detenerse justo detrás de él. Podía sentir como su cuerpo se encontraba a centímetros de su espalda, estaba tan cerca que incluso le era posible sentir su calor corporal.
—Entonces —Souya se sobresaltó al sentir el aliento ajeno chocar contra su oreja, pero temía girar y encontrarse con esos brillantes ojos—, ¿qué era lo que te hacía huir de mí, acaso no me escuchaste decir que teníamos que hablar?
El tono altanero y arrogante que tenía al hablar, hicieron que a Souya se le olvidara el nerviosismo y rápidamente giró para encontrarse con su rostro.
—¿Y acaso usted no me escuchó decir que no tenía tiempo? De todos modos iba a buscarlo en cuando estuviese libre —respondió en ese mismo tono, detestaba a las personas que se creían superiores a otras. Rindou podía ser el mismísimo director del hospital, pero Angry no agacharía la cabeza ante nadie.
—Cuida la forma en que me hablas, recuerda que soy tu jefe.
—Que sea mi jefe no significa que pueda tratarme como se le de la gana, así que si desea hablar de un asunto laboral, espere verme en mi horario de trabajo y lo escucharé atentamente. Pero si se trata de algún asunto personal, entonces siéntese y espere a que yo venga a usted. Por ahora me retiro.
Souya no esperó por una respuesta y se dispuso a salir, sus pasos avanzaban con rapidez hacia la puerta; no obstante, se vio en la imposición de detenerse cuando Rindou lo tomó del brazo, evitando que siguiera avanzando.
—¿Podrías por favor dejar de actuar como si esto no te importara? Estamos metidos en el mismo problema, esto también te afecta a ti.
En definitiva, Angry no estaba entendiendo ni media palabra de lo que él decía, pero de algo estaba seguro: algo grave sucedió en aquella fiesta.
Sin embargo, hasta que hablase con su hermano, no podría saber lo que era.
—Yo… no recuerdo nada de ese día. —De cierto modo, no era una mentira en su totalidad, Souya odiaba las mentiras, pero en este caso era totalmente necesario.
Rindou soltó una risa a la par que liberaba el brazo de Angry. Se pasó las manos en la cara y volvió a acercarse a él.
—Escucha, si quieres echarme la culpa de todo y fingir que lo olvidaste está bien, pero mi paciencia tiene un limite. Yo traté de solucionar este asunto por las buenas y te di una oportunidad, así que luego no te quejes.
Dicho eso, Rin fue el primero en abandonar la sala, dejando atrás a Angry. Estaba demasiado molesto como para seguir escuchando lo que él consideraba excusas.
Sus puños se apretaron tratando de contener su enojo, por lo general Rindou era una persona serena, pero Souya no había hecho más que sacarlo de quicio desde esa mañana.
—¿Por qué luces tan molesto?
Rindou detuvo sus pasos en medio del pasillo al oír una molesta voz que reconocía incluso en otra vida, la de su hermano mayor, Ran Haitani.
—Historia larga. —Se limitó a responder mientras retomaba su camino y de paso se deshacía de la bata que empezaba a generarle calor.
—Que coincidencia, vine a buscarte porque sé que estás sin carro, así que tengo mucho tiempo para escucharte.
El menor soltó un largo suspiro y asintió en respuesta, hizo un breve resumen de como había conocido a Souya y lo mucho que esperaba verlo de nuevo. Su entrecejo se mantenía fruncido y sus palabras salían entre dientes, a la vez que sus manos jugueteaban con el cinturón de seguridad. Un gesto típico de él cuando estaba molesto.
Ran no pudo evitar reír al verlo de ese modo, le recordaba cuando eran apenas unos niños y Rin hacía esos gestos cuando hacía un berrinche, jamás pensó que después de adulto seguiría haciendo rabietas de ese tipo.
—Entonces, ¿estás haciendo todo este drama porque un niño te ignora? Rin, tienes treinta años, deja de actuar como si tuvieras quince.
Rindou rodó los ojos y se limitó a guardar silencio, Ran tenía razón y lo sabía, pero no iba a admitirlo así simplemente.
—No se trata solo de eso, Ran. Yo… en mi mente no era así como se daba nuestro reencuentro.
Ran soltó una carcajada a la par que estacionaba el carro en el garaje, Rindou sin duda estaba haciendo un berrinche y era lo más gracioso que había visto en años. Justo en ese momento, podía comparar a su hermano con un niño malcriado al que no le compraron el juguete que quería.
—En serio que eres gracioso —dijo apenas recobrando el aliento—, no puedo creer que el gran doctor Rindou esté pasando por una rabieta adolescente.
Furioso ante la reacción de su hermano, Rindou abrió la puerta del vehículo dispuesto a bajarse, no tenía intenciones de seguir oyendo las burlas de Ran.
—Espera —sus manos envolvieron la muñeca del menor, evitando que bajara aún—, ¿has tratado de entenderlo siquiera? El muchacho puede estar asustado, además puede no recordar nada como dice; después de todo, estaba demasiado ebrio ese día. Antes de hacer cualquier tontería, al menos ponte en la posición de ese joven.
Las palabras de Ran le hicieron pensar un poco, pero no lo suficiente como para olvidar la arrogancia de Angry.
Por otro lado, Souya estaba desesperado por encontrar a Nahoya, pero este no se encontraba por ningún lado de la casa, no contestaba las llamadas ni respondía los mensajes. Era bastante obvio que se estaba escondiendo y Angry comenzaba a de verdad preocuparse por la situación.
—Smiley, ¿Qué rayos hiciste?
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Sweet Liar (Angry x Rindou)
Fanfiction"¿No se trata de hipocresía, Souya? Alegas odiar las mentiras, sin embargo, desde el momento en que nos conocimos, no has hecho más que engañarme, mi dulce mentiroso."