Miriam y Mei siempre han sido las mejores amigas, pero con la llegada de Nelson, todo se vuelve... Un poco complicado
Celos han llegado con Miriam pero no son por la amistad de Meilin
// LGBT warning
// Historia situada tres años después de los eve...
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Miriam y Ming entraron a la oficina de la mayor, la de vestimenta esmeralda se sentó en la silla de escritorio que estaba atrás de su escritorio, con la mirada viendo hacía la mesa de madera
—¿Acaso tu le inculcaste esas ideologías a mí hija?— esa fue la pregunta que interrumpió el silencio abrumador de esa pequeña oficina
—No, señora Ming, se lo juro por mi vida entera, de hecho ella fue la que me pidió iniciar la relación, de hecho ella fue la que propuso esto— explicaba la judia-argentina, Ming veía a la menor son seriedad, negando con la cabeza, pero respirando hondo, continuando con la siguiente pregunta
—que tanto harías por mi hija?— continúo la azabache, esa pregunta le dió un escalofrío a la de mejillas pecosas
—lo que sea, siempre y cuando no me pida separarme de ella— contestó Miriam, Lee alzó una ceja al haber escuchado esa negociación
—en ese caso, te ofrezco demostrarme que eres suficiente para Mei Mei— dijo la mayor con una pequeña risa al final
Algo sospechoso, pero que funcionaba, solo esperaba que no hubiera una trampa en ello
Asintió con inseguridad, entonces empezó a sonar su teléfono, una llamada de su padre, Mendeslohn le pidió permiso a la mayor para contestar, está asintió, pidiéndole solamente que saliera de la oficina
—que paso?— preguntó la castaña
—tu mamá acaba de llegar, está preguntando mucho por ti, tienes que venir— contestó Bob, la joven se sentía muy estresada, ante todo lo que había pasado y eso en menos de diez minutos, primero el sospechoso trato de Ming y después la llegada tan repentina de su madre
—pero, agh, ya voy para allá— dijo la de ojos miel antes de terminar con la llamada, entrando de nuevo con a la oficina de la señora Lee
—me tengo que ir, discúlpeme, fue un imprevisto familiar.
—comprendo, nos vemos mañana en la tarde— el tono seco de la mujer le daba miedo a la latina, la cual solo se limitaba a asentir y salir de la casa, antes despidiéndose de Jin y Mei
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