Oculto Entre Las Sombras

Oculto entre las sombras

En una noche fría, en donde el deseo, el amor y la lujuria reinaban, un oscuro hombre paseaba cuesta abajo por las calles de la ciudad, nadie sabia su nombre, nadie sabia que existía, simplemente aquel ser sombrío aparecía frente a los mortales cuando así lo quería, su historia solo un mito que hacía a las personas estremecer, un incubo lujurioso que absorbía la energía de sus víctimas para volverse mas fuerte, saciando completamente su sed de deseo sexual.

Sus víctimas mujeres hermosas y de gran prestigio así como también de menor circulo social, pues por ser un Demonio jamás se detenía a pensar en clases sociales o cosas tan primordiales para los humanos, al estar condenado por toda la eternidad estos tipos de pensamientos no pertenecían a su razonamiento; su belleza exuberante le permitía con facilidad enredar a Cada una de las mujeres con las que se satisfacía, la mayoría mujeres casadas y en pleno florecimiento a la adolescencia, pues un incubo jamás determina edad para ello.

Aarón un incubo ascendido del infierno por el deseo de lo carnal vagaba eternamente por el mundo de los mortales, pues en su situación de vida eterna jamás encontraba en el tiempo una desventaja; para él el tiempo era algo que no existía, solo amanecía y anochecía en un espacio determinado, viviendo del poder y de la energía de los humanos viajaba siempre a la espera de su siguiente víctima, Aarón un hombre de estatura promedio, cuerpo esbelto y bien definido, su corto cabello castaño claro en ondas caía sobre sus ojos, sus bellos ojos color miel que hacían una combinación perfecta con sus encrespados hilos castaños, su piel blanca y resplandeciente, su nariz respingada y del tamaño perfecto para su perfilado rostro hacían un contraste digno de admirar, sus labios rojos carnosos y totalmente besables hacían que todas las mujeres de cada ciudad en la que se aparecía se desmayasen con solo verle.

Aarón había llegado a la tierra hacía ya mas de 2000 años, convirtiéndose en un demonio insaciable, condenado a vivir en el mundo terrenal y subsistiendo eternamente de su placer carnal, Aarón jamás llegó a sentir amor por nadie mas allá de su satisfacción y los humanos para él eran nada mas que un saco de huesos débil, su inmortalidad y poder sobre los que no eran de su especie lo llenaban de orgullo, llevándolo al irrespeto por los mismos, para él los humanos no pertenecían a su entorno y esa la razón por la que disfrutaba absorberlos hasta producirles la muerte, su sed de placer era infinita y el ser ascendido incrementó su gusto por lo prohibido.

Esa noche, Aarón vagaba como cada noche a su merced, buscaba una mujer fuerte, esbelta y sobre todo hermosa, pues estas características hacían que su fuerza incrementara haciendo de si mismo invencible ante cualquier humano, su víctima de esa noche aun no la escogía. El oscuro hombre viajaba poniendo un ojo minucioso en cada bella mujer que le pudiese satisfacer a plenitud; Aarón tenía solo una regla, una muy peculiar y por ende importante... Su hora de consumo estaba establecida entre un lapso de tiempo que inicia cuando la luna esta en la cumbre mas alta separando la noche del día y terminando en la hora opuesta a cuando "Cristo" el rey de los cielos Murió; Su poder total y en su mas alto nivel se encontraba a esas dos horas especificas, las horas que los mortales suelen llamar las "Horas Muertas", estas horas le daban todo el poder para hacer a su antojo todo lo que quisiese, pues eran las horas en que mas fuerte y rudo era, la única manera para poseer a su siguiente victima y saciarse hasta llegar al éxtasis, cuando la hora indicada había llegado su plan de media noche comenzaba en una carrera desenfrenada por encontrar aquella deseosa mujer que le brindara lo que con ansias buscaba "Placer" y "Energía", por lo general aquel sombrío hombre había determinado varios lugares importantes para encontrar a tan anheladas damas sin tanto esfuerzo y de manera segura.