Epílogo

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Pequeños recuerdos pasaban por mi mente, como si cada una de mis vidas pasadas se remontaran en aquel mismo instante, destellos pampaneantes se colaban entre mis pupilas, una ronca voz hizo que mi vista se volviera más nítida despertando al instante.

Mis ojos aún se intentan acostumbrar a la falta de luz en aquel cuarto sombrío, el olor a tierra húmeda mezclada con almizcle se hacían presentes en mis fosas nasales, solo una pequeña vela alumbraba la pequeña habitación.

— ¿Te he dicho lo hermosa que luces con tu cabello revuelto? — Era la misma voz que había escuchado segundos antes, ahora se escuchaba con mayor claridad. Mi vista se posó en el hombre que era el doble de alto que yo, sus músculos sobre salían ante la fina sábana de seda que cubría el borde de su cuerpo.— Vienes recién despertando y me vuelves a comer nuevamente con la mirada.— Una pequeña risa escapó de sus labios y casi puedo comprobar que es el sonido más satisfactorio que he podido escuchar.

— No todas las noches una se despierta al lado de un hombre que parece tallado por los mismos dioses.— Y mi comentario solo hizo que su sonrisa aumentará más.

"Dios, este hombre si que es perfecto, hasta puedo imaginar que es real todo lo que sucede"

En un rápido y casi inesperado movimiento, su cuerpo se encontraba sobre el mío, el calor que éste emanaba sobre mí, hacía que mis mejillas se ruborizan al instante. Sus manos pasaron con bastante delicadeza sobre mi cuerpo haciendo que este reaccionara al instante. A pesar de la poca luz de la habitación pude distinguir con bastante facilidad el color de sus ojos, eran grises, pero no como los que había visto antes, difícilmente se me quitara aquella imagen de mi cabeza, sus labios se encontraban a micro centímetros de los míos.

Un fuerte golpe hizo que nuestros cuerpos se separaran al instante mirando aturdidos la puerta de la habitación, no bastó decir que la vergüenza se acumulo en mi cuerpo al encontrarme en paños menores al frente de un número significante de personas, pero eso no pareció importarles.

— Ella... ella es la mujer que vi practicar brujería a la orilla del lago.— Una mujer de contextura delgada, bastante pálida se asomo al borde de la puerta apuntando su bastón hacia mi persona.— No intentes de negarlo, no fui la única en comprobarlo

En aquel momentos palabras confusas salieron de mis labios, no podía completar ninguna maldita oración y mi cuerpo se encontraba tenso ante aquella situación tan confusa. mi vista se posó en el hombre a mi lado y todo tuvo mucho menos sentido, sus ojos reflejaban dolor, ira, tristeza, pero no confusión, como si lo que estuvieran diciendo no fuera para nada nuevo. Un fuerte dolor se posó en mi muñeca al momento sentir como levantaban mi cuerpo de la cama, para estamparlo contra el suelo de madera.

"Parece que a ninguno de estos hombres, le dieron lecciones de cómo tratar a una dama"

— No se atrevan a colocarle un maldito dedo encima.- El chico de ojos grises en un solo golpe tiró al hombre que había tomado de mis muñecas.— Lo lamento...

No tomó mucho tiempo que las personas quienes lo acompañaban tomaran nuestros cuerpos y nos comenzaran a golpear con tanta brutalidad, que sentía como cada una de mis costillas se quebraban ante cada patada que daban contra mi cuerpo. el aire era cada vez menos y a mis pulmones les costaba mantener el aire. La peor parte se la llevó el chico de ojos grises, a pesar que mi vista se encontraba nublada de tanto llorar, se podía distinguir cada uno de los hematomas que ahora recorrían cada centímetro de su cuerpo. Cómo fue que todo cambio, quiero volver a ver aquella hermosa sonrisa, la cual se encontraba cubierta por una fina capa de sangre.

—No la sigan golpeando, tiene que morir como la de su especie, o volverá entre los muertos.— Habían pasado varios minutos desde que había escuchado la voz de aquella mujer.— Ni los mismos demonios te salvarán esta vez.— Mi vista seguía fija en el chico que se encontraba frente a mí, sabía que todo estaría bien y sus ojos me lo reflejaban, aquellas palabras harían llorar a cualquiera en mi situación, pero me hace mantenerme en una completa calma.

— No importa cuanto es lo que tarde en encontrarte, siempre estaremos destinados a encontrarnos, solo espérame y sabrás cuando nuestro tiempo ha llegado para amarnos una vez más.— Fueron las últimas palabras que escuche salir de sus dulces labios y supe que me esperaba un destino peor que la muerte.

DaemonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora